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mo

y

de la penitencia; son motivos de que carecieron los hombres

antes de la venida del Salvador,

y

que deben excitará los cristia–

nos al cumplimiento de la caridad fraterna en toda su perfeccion .

.Jesucristo no se contentó con mandarlo expresamente. Des–

cribe en una parábola la pompa y magestad cou que vendrá á

• juzgar

a

todos los hombres en el último de los días; y como si

la

predestinacion estuviese vinculada únici11nentc

á

la caridad

con los necesitados,

y

la reprobacion

á

la dureza pan\ con ellos;

_ dice á los primeros, que á él fue

á

quien dieron de comer

y

be–

ber,

y

á

los segundos, que le negaron esos auxilios, cuando los

pidió

e1' la pers

ona de los pobres.

Los

apóstol.es

en sus cartas canónicas procuraron grabar e·n

el corazon de los fieles la doctrina de su

~Iaestro.

Sobre todos,

el discípulo amado que, no solo penetró los mas sublimes mis–

terios, sino tambieu fue inflamado en la mas ardiente caridad,

cuando mereció recostarse sobre el pecho de Jesus, no cesaba

mientrns ''ivió de excitar al amor mútuo. y repite lo mismo en

sus epístolas. Entre muchas palabras sobre esta materia smn

muy notables las. siguientes: ..

EJ

que tuviere riquezas de este

" mundo,

y

viere

á

su hermano tener necesidad,

y

le cerrase

"sus entrañas, ¿como estará la caridad de Dios en

él..".~

Noso–

utros sabemos que hemos sido trasladados de la muerte á la vi–

" da, en que amamos

a

los l)ermanos.-EI que no ama, está en

"muerte.. •. En esto hemos conocido la caridad de Dios, en que

"pnso él su vida por nosotros;

y

nosotros debemos poner la vi–

uda por los hermanos .u .

Sabemos que esta doctrina evangélica es el fundamento de

la caridad cristiana; pero los justos imperfectos no traspasan

los límites del rigoroso precepto. Cumplen con los deberes de

la caridad con r especto

á

sus domésticos, procurando su bien

espiritual

y

corporal; alivian si pueden las necesidades de sus

prójimos, segun el órden que exige

fa

misma caridad; desean

y

piden

á

Dios que conceda todo bien á sus enemigos,

y

dan

a

estos muestras de benevolencia

y

amor, en todas las circunstan–

.cias

y

ocasiones. Será útil

á

estas personas rumiar las palabras

siguientes de uu eclesiústico sábio

y

piadoso, citado por el P.

Cornelio Ala pide, ó para que

110

pierdan del todo la caridad, ó

'para que adelanten en ella.

«Algunos hay que, aunque no posean muchos bienes, no ca–

" r ecen de todos. .Jesucristo solamente es

ú

qnicn todo le falta cu

"la persoua de los miserables. Tiembla de frio con los desnudos,

"Y padece con los hambrientos

y

sedientos. Así es qtle, con res–

" pecto

ú

su .compasion con los n•cesitados, sufre mucho mas que

utodos ellos; pues c'.1da uuo solo siente su miseria,

y

Jesucristo