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nerable siervo de Dios fray José Figueroa, se hnbia ejercitado

públicamente en socorrerá los ppbres desvalidos, y acreditado

de muchos modos su ardiente caridad para con los miserables,

siu que lo desviasen de esta práctica pindosa, ningun ¡¡énero de

trabajos, humillaciones y desprecios;

fué

llamado para confesar

á

una morena moribunda, que vivía distante de su convento,.

en el barrio donde está el hospicio de Incurables. Voló el siervo

de Dios

á

cumplir con su ministerio;

y

concluida la c0nfesioa,

oyó en un muladar inmediato los alaridos de un pobre que la–

mentaba su estado. .Acercósele,

y

viéndole tendido en ese as–

queroso luga r, le dijo:

Hermano de mi alma, ¿qué hace aquí?

Res–

pondió el enfermo acongojado:

Padre. mi gran pobreza, la inwra–

bilidad de mis males, y el desamparo en que

me

hallo, no

me

han per–

mitido otro l1igar de reposo.

Díjole entonce'S el padre anegado en

lúgrimas:

Hijo

mio,

proci•re levantarse, y venga conmige que, aiin–

que pobre rqligioso, le proporcionaré s1i alivio con el socorro de Dios.

Padre

mio,

respoodió el pobre:

Es imposible que yo me levante,

por mi

su.ma

flaq1ieza y ag1idísimos dolores .

El caritativo padre al

oir est

a res

puesta , levantó con sus brazos al enfermo, púsole

sobre sus hombros,

y

sin sentir el peso de la carga, caminando

ligerameute hasta lleg¡¡r

á

su celda, colocó en su propia cama al

afligido doliente. Quisb lavarle primero los pies, suponiénd-0los

cubiertos de inmuudicia; paro al alzarlos con sus manos, los vió

mas limpios

y

blancós que la nieve,

y

en cada pié una llaga ber–

meja

y

resplandeciente. Ab rasado su corazou en las llamas de

puro

y

ardiente amor, levantó la cabez;¡ para ver el rostro del

aparente enfermo, y este, con la mas

tierna

y amorosa dulzura,

le dijo las siguientes palabras, de las cuales las primeras están

contenidas en el Salmo 3'1:

..

r¡,

eres

mi

ref1,gio en mi grande tribu–

lacion:

tal es la q·ue padecen los pob

res enfermos inc¡¿rables, que son los

q1te mas

viva111enterepresentan.en

este' mundo mis trabajos."

Dicho

esto de

sapareció, dejando

á

su siervo estático de amor,

y

re–

suelto

á

poner en práctica el mandato del ·Señor, sacrificáudose

con mas ardor

á

beneficio de los miserables.

Se constituyó al principio so limosnero, pidiendo de puerta

en puerta algu n socorro. para los pobres incurables, que ni eran

admitidos en los hospitales por su insanabilidad, ni tenian co–

rno ser auxil iados ea su habitaciú11. Habi endo experimentado

]a ineficacia de este me.dio, proyectó fabricar ua hospicio, don–

de tuviesen mansiou permanente, y todos los auxilios necesa–

rios los infelices incurables. La empresa era muy árdua é in–

verificable al juicio de los hombres; pero Dios que se la había

inspirado~

su fiel siervo , facilitó los medios. El piadoso faceu–

ci?do D. Antonio de Avil a, ce'1ió al padre Figueroa un solar ·in·