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-do quedaba invisible á todos en ,esos a.dmirables éxtasis
,J'.
~ap-
tos; y cuando despedía su cuerpo lummosos rayos que d1s1pa–
ban las tinieblas de la noche? l>uede creerse que entonces le
revelaría el Verbo divino ;;ublimes verdades del tiempo y de
la eternidad; y
qu~
el Espíritu Sauto le abrasaría en la mas en–
Gendida caridad. A lo menos, uo debe dudarse de que fray Mar–
tín fue dotado del mas alto grado de coutemplacion; pues los
· raptos con elevacion del cuerpo, son claros signos de la mas ar–
.diente caridad, y de la mas íntima union con Dios
á
que se pue–
de llegar en esta vida, segun enseñan los teólogos con Santo
Tomas. Este doctor a.ngélico los co.,mpara al que tuvQ San Pa–
blo, y dice que en ellos
~e
halla el alma, como en·un estado me–
dio entre la vida presente y la futura. ¡Tan grande fue la ca–
ridad de fray lliartiu para con Dios,
y-
de ella dimanó la que
tuvo para sus prójimos!
l .
0
Su amor al prójimo.-Aunque
todos los hombres debieron
siempre reputarse y amarse como prójimos, por descender de
un padre comun; y aunque este prece.pto grabado en el cora–
zon de todos, fuese co.nocido
y
observado por algunos paganos
que,
á
mas de guardada ley natural, conservaban la fé en el
futuro Redentor; fue 'desfigurado por los judíos, sin embargo
de estar contenido en el Exodo, y en otros libros del 'antiguo
Testamento. Por eso nuestró Selior Jesucristo, que vino
á
per–
feccionar la ley, les dijo:
Habeis oido qiw
fiw
dicho: amareis
á
tu
prójimo, y aborrecereis
á
l1t enemigo. Mas yo os cligo: A¡nad
á
¡¡ues–
tros e•iemígos, haced bien
á
los que os
aborrec.en, y rogawpor los ·que
os persiguen y calumnian.
Y como este precepto pareciese tan
extraño como duro
á
sus discipul-os, les. dijo en otra ocasion:
Os doy
1tn
mandamiento nuevo: que os ameis los unos
á
los otros, así
cotno yo
Of
he amado, para que vosotros os ameis tamb.ien entre voso–
tros
~ismo~.
En esto conoceráin todos q•te sois mis discípitlos, si tu–
viereis caridad entre vosotros.
Llamó Jesus nuevo este mandato,
no porque lo fuese en la realidad, sino porque así lo creerian
los que no lo observaban mucho tiempo habia; y porque eran
muchos y muy poderosos los motivos que 1obligaban
á
observar-.
le a los .ti.eles que creyesen en él,
y
abrnzasen su doctrina.
'
A la
.ver~ad,
nuestra consanguinidad con Jesucristo por la en–
carnac10n
~el
Verbo; su pas100 y afrentosa muerte por redimir
a t.odo el gener_o humano;. su fervorosa oracion y cruento sacri-
• fic10 por
~us 11~1smos
crucifixores; el que los cristianos compo–
uemos la i glesia que adoptó por esposa; el que cada uno de los
:fieies es miembro del cuerpo nústico, cnya cabeza es Jesucris–
to,
y
el haberse qu edado en la eucaristía para ser cotidiano ali–
mento d_e los que fuesen sant,ficados por la gr.acia del buutis·