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No se comprende cómo Santo Toribio, Arzobispo de Lima, da–
ba tau crecidas limosnas, que excedian en mucho las rentas del
arzobispado. Y cuando tenia á la vista un pobre miserable, era
tal su éompasion, que lloraba
y
decia:
..
¡Oh desn1tdo!
~ú
me
vis–
tes: ¡Oh pob,-e! tú rne enriq1wces: ¡Oh hamb,-iento!
lit
me
satisfcices.>•
'i\nestra Patrona Santa llosa pasaba muchos dias sin alimento,
por repartirá los pobres su comida;
y
no satisfecha su caridad
con visitará las enfermas en el hospital, m con as1stll' y med·1-
ciuar en sus casas á las desvalidas, se llevaba
á
la suya muchas'
infelices,
y
colocándolas en un cuarto, las curaba
y
servia, aun–
que estuviese n cubiertas de úlceras hediondas
y
pestilentes.
Consideraban por la
fé
que Jesucristo es quien pide en la
persona de los pobrc,s el
soc~rro
en sus necesidades,
y
el alivio
de sus males. Yo fa lto de toda virtud, y agobiado con el peso
de culpables miserias, no puedo sentir ni expresar los vivos
afectos de compasio.n, anQnadamiento
y
gratitud, que excitará
en el corazon :de las almas perfectas la visfa interior de Jesu–
cristo necesitado , ó cubierto de asquerosas llagas, implorando
humildemente su auxilio
y
asistencia.
Este benignísimo Señor se ha dignado algunas veces hacer
sensible esta verdad de fo, para premiat', aun en la vida, la cari–
dad de sus fidelisimos siervos,
y
para que sirva de recuerdo
y
saludable estímulo
á
los que no contemplan
á
Jesucristo eu la
persona de los pobres miserables. Habiendo San i\Iartin Obispo
dado
á
un pobre desnudo la mitad de su capa, despues de ha–
ber consumido sus rentas en los necesitados, se le apareció
Je-.
sucristo con multitud de ángeles
y
le·dijo estas consolantes pa–
labras:
Marlinrne ha cubierto consn wpa.
En la vida de San Juan
de Dios se refiere que, habiendo este caritativo Santo visto eu
la calle á un pobre que le pareció agonizante, le llevó cargado
al hospital,
y
lo puso eu cama, le lavó los pies, como lo hacia
con todos,
y,
al tiempo de besárselo51 notó .que estaban taladra–
dos, como lo están los pies de los crucifijos. Levantó entonces
la cabeza para ver al pobre,
y
entendió que era el mismo Jesu–
cristo. Hablóle al pauto el Seüor,
y
le dijo:
..
Jucm, todo lo que
haces con mis pobres, lo recibo yo, como si lo hiciems conmigo. Sus
/
lagcis son fo.s
mi
as; y lavas mis pies siempi·equelavas los s1iyos...
Des–
apareció el Señor,
y
el Santo quedó rodeado de uua resplande–
ciente llama.
Aun mas notable es el favor que hizo Dios al padre maestro
fray José Figueroa, religioso del Orden de San Agustin en el
convento gra nde rle Lima, segun se refiere en el tercer tomo
de la Crónica de esta Provincia• escrito por el muy reverendo
padre
~Iaestro
fray Juan Teodoro Vasquez. Despues que el ve-
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