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Siendo pues notable la diferencia entre estos dos temores,

debe serlo igualmente la esperanza. En los que temen servil–

mente, es inquieta

y

d udosa, pues en ellos tiene mas poder el

témor para afligirlos, que 'f a espemnza para co nsolarlos. Por

el con trario son t an del agrado de Dios sus fieles hijos que. le

temen

y

esperan en él, que siempre tienen propicia su miseri–

cordia.

Este temor,

dice San Be rnardo,

es la mas firme

y

eficaz

materia de la esperanza,

y

la hace meriloria

y

fr uctuosa: es ·•m gran

don de Dios

1

y

quien

lo

tiene en.esta vida, espera (irmei11ente la pose–

sion del Sumo Bien en la otm, puesto que el Seiior

se

complace en los

que le temen,

y

queha dicho: Yo

le

libertaré, porque esperó en

mi.

¡Oh

étulcisima liberalidad que no abandona á los qne esperan en ella! T.o–

do el mérito 'del hombre consiste en q1te ponga toda su esperan::;a en.

aq1tel Seiior que

quiere

safrar á todos !Gs hombres.

In

Psa lm, Qui

habitat. Serm.

15.

De lo dicho se in fi ere, que solamente en los que poseen este

divino don del santo

y

fil ial temor, puede se r heróica la virtud

d e la csperauza. Solo ell os esperan con graude confiauza con–

segui r su último fi" ;

y

todos los medios co nducentes

ú

él.

Y

no

solo reposau dulcemente en esta firmísirna esperanza; les ase–

gur:a ella misma el remedio de sus ve rdad eras necesidades,

y

el

logro de cuaulo emprenden

á

hourn

y

glori a de Dios, au nque

se opongan todas las potestades de la tierra .

A

mas de esto, su–

fren

ó

están prontos

á

sufrir por amor

á

la justicia,

y

por la

e terna .posesion del Sumo Bien, toda clase de persecuciones

y

pad ecimientos, co n alegría , pron titud

y

persevera ncia.

Y

por

ú ltimo, la csperaaza los hace como ornaipote ntes, segua el mis–

mo San Bernaru o por estas palabras.

Nada 111ami/iesta mas la

Omnipotencia del Divino Verbo, como el que haga Om11iporenles

á

ro–

.dos los

qu~

es¡ieran en él.

r

pues todas las cosas son posibles

o/

q·ue

c?·ee,

puede d

ecirse Om

niporen teaqitel, á quien todo le es posible. Así

el

alma qite no

71resu.me

de sí, luego que es confortada ¡ior el Verbo,

y

1·evestida desi

isu.¡1re1110

¡ioder, podrá domi11arse á sí mismc1 domodo

qu.e no la dom ine 11in9u11a inj11sticia;

y

11i

la fiierza, ni el euga;io, ni

el

ha.lago la ha1·á11 decaer del feliz estado

en

1ie

se halla.

l n Cnntic.

Cant. Serm. 35.

Que tuvo todos estos caracteres la esperanza de fray Mnrtin .

lo acreditan los maravillosos hechos de su vida, asi

~orno

ell os

,

ha

n com

probado la heroicidad de sn fe. Se le oia muchas veces

rc

¡ict.ir

con toda la efusiou de su humilde

y

amante co razo n,

fe rvorosos actos de la virtudes teologales;

y

al hacer los de la

esperanza, prorumpia e n afectuosas expresiones

á

Jcsus cruci–

ficado, por cuya pa ion

y

muerte no dud aba obtene r sn snlva–

.ciou. Se dirigia tambien

ii

la '.\faúre del Yerbo huma nado,

á

6