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dres. Agravóse tanlo su nwl, que pasó tres dias en agonías de
muerte, sin acabar de morir. El tercer dia en que continuaba
agonizante, salió fray Martín del convento¡\ media noche, si11
qt:e nadie le abriese las puertas, y entrando en el hospital, ha–
bló de esta suerte al enfermero; •¿Como es estó? ¿Queriuse
morir ese enfermo, sin estar bautizado?• Exuminósele, y cu
realidad uo lo estaba. Tomóle ¡\ su cargo el siervo de Dios,
y
Je
habló con tanta claridad, y fuerza de uucion sobre la verdad
de nuestra Religion, que, cooperando la divina grncia, se co11-
virtió, pidió el bautismo, y despucs de haberlo recibido, mu–
rió cristianamente. En este suceso deben admirarse tres por–
tentos; saber que había un moribundo en el hospital, y enten–
der que no estaba bautizado; salir en alta noche del convento,
estando las puertas cerradas;
y
convertir al infiel obstinado,
á
nuestra santa
fé.
Concluiré este articulo con algunus profe–
cías de sucesos anteriores.
lllanifestándosc disgustado nl siervo de Dios el regidor don
Juan de :Figueroa, porque, habiendo pretendido ser familiar de
la Iuquisicion, y oblado el dinero correspondiente, no le ha·
bian llegado los despachos despues de tres ó cuatro años cor–
ridos desde su solicitud; consolóle fray Martín, diciéndole:
..La gracia está coucedida, y muy presto llegaráulos despachos.•
Verificóse el presagio
a
los quince dias.
Tmjeron de España cuentas de rosario, diciendo que eran
de una religiosa lla1nad<1 la ma<lre Luisa Carriou, las que se
acreditaron prontamente en el vulgo ignorante, suponiendo
que no se coudenaria quien tuviese alguna. Consiguió tres el
regidor don Juan de :Figueroa, amigo de fray l\lartin, y le lle–
vó una con grande encarecimiento; mas aunque <liez veces
Je ·
iustó para que la admitiese, no quiso tomarla. Despues de al–
gunos. dias llegó órdeu de la Suprema Inr¡uisiciou, para que
se recogiesen todas las cuentas; y el regido1· infirió que Dio:;
habria revelado
á
fray l\Iartin el resultado de las cuentas,
y
que por eso no habria admitido ninguna.
~fos
yo creo que, si11
revelacion habría hecho lo mismo el siervo de Dios, porque no
era crédulo supersticioso como el regidor y otros muchos
que dan crédito
á
esas patrailas, uo obstante se1· enteramen–
te opuestas al Evangelio y
ú
la divina ley, sin cuya fiel ob–
servancia hasta la muerte, ninguno se sal vurá.
A su don de profecía deben tambien referirse los extraor–
dinarios sucesos de los novicios que fugaron al Cercado, y
otros semejantes, de que he hablado en el articulo de la cari–
d'.ld. Y se le comunicó esta gracia en tanto grado, que anun–
crnba
lc1
muerte de algunos enfermos desde el principio de su