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pura proveer al convento, y pedin al religioso panadero que

le llenase de pan las mangns de su hábito, lo que verificado,

desaparecía, siu que se le vol viese

á

ver ese día en la hacien–

da, aunque lo buscnsen. Y como el siervo de Dios npenas co–

mia, presumieron, con fundamento, que la provision de pan

fuese destinada para repartirla entre los miserable$ que mila–

grosamente visitaba.

No es tan evidente que interpretase las pal4brns, como lo

es

la

posesion de las demas gracias gratuitas segun se ha ex–

puesto; pero es muy probable que la obtuvo, así por la intima

conexion que tienen algunas de ellas, como tambien porque

resolvia el siervo de Dios varias cuestiones te.ológicas, y cita–

ba á Santo Tomas, como se ha dicho, sin saber latin, y vertia

en el idioma vulgar no solo !ns sentencias literales, sino tnmbien

el sentido místico contenido en ellas.

.ARTfCUI.O V.

Sus

ÉXTASIS, RAl'TOS y ELE\"ACION

D~

cuenro.-Estos son tres

grados de oracion sobrenatural y sublime, en·los que el alma,

iluminada por una luz infusa, y abrasada en puro y ardiente

amor, sale como fuera de si, y se enagena de tal modo, que ni

percibe ninguna imprcsion de los sentidos exteriores, ni de la

imagiuacion, ocupada únicamente en contemplar al divino ob–

jeto que la excita y atrae. !\las, aunque esta

definici~n

conven–

ga á cada uno de estos grados, difieren notablemente entre sí

por otros respectos. En el éxtasis, el alma es ntraida suavemen–

te en el ejercicio de la contemplacion, sin que padezcan tor–

mentos los sentidos, aunque no reciba ninguna impresion de los

objetos: en el rapto, al contrario, la atracciones violenta, y el

alma, sorprendida por el poderoso impulso que de improviso

la arrebata, cuando menos lo esperaba, se espanta y estremc·

ce, ignorando si es llevada á poseer en el cielo perpetuamente

á

su amado, aunque su cuerpo permanezca sobre la tierra; pero

cuando este se eleva sobre ella, ni sus miembros padecen, an–

tes bien se vigorizan y adquieren mas expcdicioa para el tra–

bajo, ni el alma se turba y agita, como ea

el

simple rapto. Pero

debe saberse que esta maravillosa y rara elcvacion del cuerpo,

solo se verifica en almas perfectas, que han sufrido grandes

pruebas con fidelidad, y que, purificadas como el oro en el cri–

sol, estáu unidas íntima

y

lmbitualmente con Dios, cuyo feliz

estado llaman los místicos matrimonio espiritual, que es como

un preludio de la eterna bienaventuranza.

·

A tanta dicha

fué

elevado fray l\lartio de un modo incoo·,