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lo siguiente: «¿Cómo alcanzó este Señor la gleria y lu exalta–

•Cion de que goza? ¿No sabe que por los tormentos sufridos en

•la cruz? Imítelo en sus trabajos, si quiere participar de sus

>I

glorias.))

Estando para celebrarse una fiesta muy solcmue en esta ciu–

dad, deseó una sobrina de fray Jlfortin tener un manto nue-

1'0

para asistirá ella. Apenas habia dos horas de concebido es–

te deseo, entró un moreno á Ja casa de parte de "su tia, llevando

ocho mantos, para que escogiese su sobrina el que le agradase,

J

se lo pusiese el dia de la fiesta. Recibió el obsequio, asombra–

da, pues no habiendo comunicado á nadie su deseo, solo pudo

saberlo, porque Dios se lo hubiese re·velado.

Siendo catedrático de artes en el convento del Rosario, el se–

llar doctor fray )francisco de la Cruz, experimentando, despues

de una penosa tarea literaria, dolor y mucha flaqueza de estó,–

mago, le pareció que se aliviaria tomando una mazamorra de

chuño. Se la puso delante fray J\Iartin, y·le dijo: «¿Comerá vne–

sa paternidad un poco de chuño?• Contestóle que sí, admira–

do del prodigio, porque á nadie había comunicado su apetito.

. En una visita que hizo

a

fray J\lartin el presbítero don Pe–

dro Quijano, despues que este se despidió, y habia caminado

como veinte pasos, lo llamó el siervo de Dios

y

le dijo: «¿Cuán–

do lo veremos con bonete?• y al decir esto, alzó el brazo,

y

lo

inclinó hácia la Iglesia de los jesuitas, titulada el Colegio de

San Pablo. No entendió en ese momento Jo que significaba esa

pregunta: pero acordóse despues que, habiendo estado ante–

riormente casi moribuudo,. resolvió en su corazon ser religioso

en la Compaliía de Jesus; y como á nadie había participado su

propósito, creyó que Dios se lo había revelado

a

fray l\Iartin.

Estudiando el mismo don Pedro en la Compañía de Jesus, se

dejó dominar de pasiones juve1¡iles, y no aprovechaba en las le–

tras por su disipaciou y el desafecto que las tenia. Consideran–

do un dia el peligrosísimo estado de su alma, se afligió interior–

mente, y prometió

á

Dios mudar de vida, al tiempo que pasa–

ba por la calle donde está

!Ja

Iglesia de Santo Domingo. Al mis–

mo tiempo le salió al encuentro fray l\Iartin, y dándole nna

palmada en el pecho le diío: «Estudie mucho, y lleve adelan–

te sus propósitos, porque eso le ha de valer.» Quedó absorto

don Pedre, al ver manifestado su pensamiento, y aprovec'hán–

dose de los consejos del siervo de Dios, enmendó su vida, y

adelantó en las ciencias.

,

Se habia establecido en esta ciudad un holandes, aparentan-

1lo

ser cátolico, siendo infiel, pues no estaba bautizado. En–

fermó gravemente, y

fué

á

medicinarse"al hospital de San An-