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Icrn ro, que no fue-e, puc · eslnl a l;ucu ,
y
que,
i
iu i tia n
alir, le daria parle al pr Indo del urdid ·on que lo lmbiu or–
pr udido pnra que le u pendie e la licencia. Enojó e el coris–
ta, é insultó
~ro
erameul al . iervo de Dip , quien le conte
t
con mau ed umbre com pn iva : •Yaya hermano, Dios le castign–
rá porq ue e fin ge enfermo.•
á
i
uced ió; pues habiendo eufer–
mndo ' 'erdaderumente en su en a, murió cu ello,
y
muerto lo
lle,•nron al con ven lo.
Acon ejaba varia vece frny
~rartin
á
un jó en de diez
y
ocho
años, que e hnbia educado cu el convento del Ro nrio, el que
fuese religioso dominicano; mu , corno
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no ten in vocaciou para
ese e tndo,
y
le mole tnbau lo con ejos del
icrvo de Dios,
le dijo últimamente, que no Je hnbla e ma
sobre e o, porque
no se hallaba cu ánimo de hacerl o. Dij ele entonces fray lartln:
• erás reli<>ioso de mi órden antes que yo muera..
alió. de
Li,
mn el jóven ejercitáudo e por algunos m1os en viajar por el Al–
to-Perú,
y
en una oca ion en que llegó ni Cuzco, quiso asistir
á la salve que e canta lo ábado . Apena la oyó cuando, sin–
tiéndo e conmovido interiormente, entró ni convento, pidió ol
padre mne tro
fray
Agu tin Ynlverde, catedrático de prima de
teolo¡¡ia, que lo confe aseé interpusiese su mediacion para con
el pndre prior y predicador general, fray Ja cinto Ariu Monta–
no,
li
fm que se le admitiese en In religion. Accedió el prelodo,
y
se le vi lió el húbito ocho dias despues de haber salido el cor–
reo del Cuzco para Lima . A poco días recibió el prior carta de
fray Martín, recomendándole ni novicio,
y
fe licitándole por–
que lo babia iucorporado entre los reli•!i.osos.
~fostró
el prela–
do In i arta al novicio,
y
acordúndose este
entone.esde que al–
gunos at1os antes le babia asegurado que se
ria rcli"ioso, no solo
admiró el cumpl imien to <le la profecía por este respecto, sino
tambicn por el conocimiento de haberse cumplido sin que on–
turalmeote hubie e habido quien se lo comuuicase, por'lue el
correo lwbia salido despues de haber tomado el hábito, y por–
que ninguna otra pe rsona habia venido en esos dias del Cuzco
pnrn Lima . E cribió el novicio ni siervo de Dios, agradecién–
dole u recomenc!acioo, y ya habia muerto cuando llegó el con–
ductor de
la
ca rta, con lo que se verificó en todas sus partes la
profecía, pues el jóven
fué
religioso antes que falleciese
fray
.tlarliu.
Encontrando no dia el siervo de Dios á doña Catalina Conza–
lez con una jóven hija de doña Juana Buzan, difunta, conocidas
de fra. Martín, preguntó
á
la senora ¿por qué oo le daba esta•
J o á la niña? Y habiéndole contestado que por su pobreza, pue11
habiéndose pre entado para que la sorteasen en In cofradia del