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ni inslnnle el cumplimiento de In proforin, pnblicñndoln por to–
dns porte ; agradeció In oferta del prelado, y mandó qnc se dic-
e principio
á
la obro, costeándolo con su dinero. Concluido
111
copilln con
111
bóveda que hnbio coo truido el regidor,
fué
e–
pultado en ello luego que murió, y hnbiéndose trnslndado
po -
teriormentc 6 dicha cnpilln
á
frny illnrtin, se le enterró ni Indo
de su amigo, como lo habla predicho.
Habiendo venido del
pue~to
del Colino
á
In ciudad doftn Der–
narda de ierro, con un hijo muy enfermo, que era el mnyor de
cinco que tenia, eur.nrgó
ú
frny lllartin que rogase 6 Dit>s pna
que le concediese In salud. Contestóle, •que lo hnrin, pero que
•supiese ern \'Oluntnd de Dios, por sus ocultos juicios, el que
• muriesen cuntro de sus hijo , y que solo se conservase don
•Pedro Quijauo el menor de ellos.• Dentro de muy
poco~
dios
murieron los cuotro, y solo quedó
:i
In se11orn el referido Quijnno.
Siendo reli¡;ioso lego el podre frny Fernando Arn"one , sufrió
unn humillocion del prelado, la que le molestó sobremanera.
Y pnreciéudole que si fuern sacerdote, lo trntnrin con mos con–
siderocion, meditaba los medios con que podría ser elevado ni
sacerdocio. Pensando en esto, entró
il
su celda fray llfnrtin,
y
Je dijo: •¿Por qué está tnu triste? Consuélese, de oquf
ñ
c11-
•torce allos cesnrllu los motivos que le ufligen. • Replicóle el po–
dre: •F..so ser!\ porque ya entonce bobré muerto.• • o ser&
•por e o, sino porque el hermano desea tener corono, y enton–
•ces lo conseguirá, mns cuando v•Jelva no me hallnril en este
•mundo." Así se verificó, pues cumplidos coloree ollos, fu6 or–
denado de presbítero frny Fernnudo en Snutiago de Chile, y
cuando ''olvió
á
Lima, habia muerto fray Martín.
Hollándose este mismo pudre fray l'ernnndo Arngones mori–
bundo de dolor de costado, y tan próximo á In muerte, que ha–
biendo recibido In Extremauncion , espernba la comunidad que
se hicie e se11al para encomendarle el nlma; entró frny
~fortín
y
le dijo: ·Aliéntese hermano, que, nnnque los médicos de la
• tierra lo hnn de ahuciado, no nsí el mérlico celestial. Ahora no
•morirá, pero pnsado olg m tiempo le repetirá este mismo mal,
•Y
ni fin morirá de él. • Dióle á beber un vaso de agua, aplicóle
al dolor cogollos de alfa lfo ,
-y
se qued ó esa noche en su celda.
Durmió~c
el enfermo hasta por la ma11nna, y recordó snno.
Declaró este padre que, despues de nlgunos afios, viniendo
de Arec¡uipa para Lima, le repitió el mismo mol en un valle don–
de no habia ni médico, ni medicinas, ni barbero, ni confesor,
y temiendo que se cumpliese con su muerte, la profecfa de fray
Uarlin. imploró la proteccion de los sa ntos patriarcas Domin–
"º
y
Franri co, saplirándoles, con machas lágrimas, intcrccdic-