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del convento. Éralo en verdad, así por In configuracion del ros–
tro, como porque estaba muy poblada de pelo su barba,
y a
mas
de eso, su cuerpo era muy pequeI1o y extremadamente grueso.
Al oirlos el siervo de Dios, viendo que,
a
mas de lo dicho, mofa–
ban al novicio, y se reían burlándose de su irregular y extrm1a
figura, les dijo con su acostumbrada medestia: n¿Lo llamais feo,
,. porque es pequefü>? Él crecerá, será religioso de grande esta–
•tura y honor de nuestra religion.» Al afio de este pronóstico,
estuvo enfermo el novicio con calentura cuat'.'o ó cinco meses,
y
creció mas de media vara, de modo que, no pudiendo usar
en adelante los hábitos que tenia, se le hicieron otros nuevos.
Mas, la profecía se cumplió perfectamente con 'el tiempo; pues
el dicho novicio fué, pasados algunos años, el seI1or don fray
Cipriano de Medina, Obispo d'e Guamanga, quien honró á la
religion no solo con su dignidad, sino tambien, consiguiendo del
Rey que concediese al convento del Rosario, dos cátedras, fun–
dándolas en la Universidad, porque
DO'
pudiendo habar certe-
, za de que los religiosos de su órden obtuviesen siempre en ri–
gorosa oposicion, las de teología, que se disputaban de antema–
no en la escuela, jamás la religion dominicana dejase de ense–
ñar la doctrina del angélico doctor.
Habiendo pretendido comprar el oficio de ensayador y fun–
dido'r,mayor de la casa de moneda de Potosí, el regidor don
Juan de Figueroa, le negó la plaza el virey conde de Chinchon,
no obstante de ser ventajosa su propuesta. Determif1ó por esta
razon el regidor emplear el dinero en otro destino; y habien–
do comunicado
á
fray !Uartin su resolucion, le dijo el siervo
de Dios: «No disponga del dinero, y téngalo pronto, porque el
oficio ha de ser suyo.» Verificóse la ,profecía, pues á los dos
afios llegó cédula del rey, en la que se mandaba que se remata–
se el oficio, y se le diese al mayor postor,
y
habiéndolo sido
Figueroa, lo poseyó.
Sabiendo fray l\[artin que este mismo regidor pensaba remi–
tirá España gran cantidad de dinero, le aconsejó que no lo hi–
ciese. Desobedecíóle, y perdió su plata, porque los conducto–
res se quedaron con ella, y despues fallecieron.
Recelando este mismo morir antes que fray lUartin, le pidió
que lo encomendase
á
Dios luego que falleciese: contestóle el
siervo de Dios: "Yº he de morir primero,.. y asi sucedió.
Debiendo ir prontamente al Cuzco el padre ·maestro fray
Juan de Barbarán, por haber sido nombrado lector de teolo–
gía para el convento de esa ciudad, fué
á
despedirse de fray
lUartin, quien le dijo : «presto volverá vuesa paternidad." Ex–
traI1ó mucho este anuncio, pero se cumplió á la letra; pues ha-