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otro, sino tambien la de exponer y explicar con claridad el senti–

do oculto y misterioso de las palabras, que no penetran todos,

aunque entiendan el idiom(\ en que se hablan, ó en que están

escritas.

No puede dudarse de que fray l\Iartin

fué

dotado de la dis–

crecion de espíritus; pues, como se ha dicho tratando de su ca–

ridad y de su don de profecía, penetraba los pensamientos,

deseos y reso luciones secretas de sus pr@jimos. Tambien dis–

ccrnia de qné espíritu provenían las inspiraciones impresas en

la mente propia y ageua; puesto que frustraba siempre los ar–

dides del demonio, aun cuando este le sugiriera alguna cosa con

la aparienc}a de bien, y que, del mismo modo, resolveria, con

ucierto, lo que debian practicar cuantos le consultaban sobre

algunos casos oscuros y dificiles, como ya dije, elogiando su

prudencia.

Que poseyese el don de lenguas, lo comprueban declnracio–

nes auténticas. Conversando un dia con el siervo de Dios, don

Francisco Ot·.tiz, muy amigo suyo, le refirió que en illanila, me–

trópoli de las Islas filipinas, habitaba un religioso lego del ór–

den de Sai;ito Domingo, muy estimado del Arzobispo y de todo

el pueblo, por su notoria

virt.ud,

y extraordinaria vida: que ja–

más salia del convento,

ni sabia

las calles de la ciudad; y' que

solamente se ocupaba en ejercicios piadosos, y ensefiar la doc-.

trina cristiana, y á leer y escribir

á

veinte y cuatro niños huér–

fanos, para cayo sustento, le llevaban crecidas limosnas. Oyen–

do fray llfnrtin la relacion de su amigo, ·quien habia conocido y

tratado al referido lego en l\Janila, mostróle mucha alegría por

las virtudes que practicaba, y un vivo deseo de conocerle. Pa–

sados tres dias, volvió el mismo don Franci.sco Ortiz á visitar

á

fray Martin, y lo halló muy gozoso, hablándole en el idioma de

la China, que el mismo Ortiz sabia perfectamente, por haber

residido en lllanila largo tiempo,

y

tratado

á

muchos chinos·.

Admirado Ortiz del regocijo que le manifestaba el siervo de

Dios conversando con él en la lengua de los chinos, infirió que

Dios, no solo le babia concedido volar milagrosamente á Manila

para conocer al religioso lego, de quien le babia hablado, sino

tambien al mismo imperio de la China, inspirándole el idioma

de ese pais para sus ocultos designios.

Don Francisco de Vega

~fontoya

declaró, con juramento, que

conoció en esta ciudad de J,ima

á

un hombre, el cual Je refirió

que, estando cautivo en Uerberia, vió muchas veces al siervo de

Dios fray l\Iartiu de Parres, religioso donado del órdeu de San–

.to Domingo, que, con suma dulzura

y

caridad, curaba

á

Jos can–

ti

vos enfermos, sustentaba á Jos miserables, vestia

á

los desnn-