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vado en el aire, de cuya barba salia un globo de fuego que le

cubria ·el rostro y terminaba en la cabeza. Fijó mas la vista, y

notó que Ja imágen se babia il)clinado hácia el altar mayor;

volvieµdo su espalda al cuerpo de Ja Iglesia. Este prodigio le

hizo entendei; que, puf¡?S su Patriarca y fray Martin rogaban á

Dios, no debin suspender su oracion, .sino unirse á ellos;

y

volviendo al lugar donde estaba, se hincó de nuevo, y conti–

nuó orando, hasta que el siervo de Dios bajó de su rapto, que

duró mas de una hora.

Necesitando unos religiosos

á

fray Martín, le buscaron en

su

celda y no hallabdo en ella mas que á un hombre que lo acom·

pañaba, salió este á buscarle. Y acordándose de que solía ocultar–

se en un lugar secreto sobre el techo de la Iglesia, se fué

ii

ese

sitio, y vio en el

á

fray Martin orando de rodillas, elevado en

el

nire, y con el rostro vuelto al altar mayor, donde se resena el

Santísimo Sacramento. Llamóle tres veces, y no le respondió;

hasta que, pasado uu rato, al bajar la escalera, le preguntó

fray l\fartin, qué s'e le ofrecía. Contestóle que lo busca–

ban unos religiosos; y el siervo de Dios Je dijo:

· Diles

que

me esperen.•

'

Se le vió tambien elevado en el aire, delante del San,to Cris–

to que está dentro de Ja portería principal, donde solia hacer

oraeion.

En la' sala del. capítulo parece que

fué

mas favorecido con

esa elevacion de su cuerpo;

a

lo menos, foé visto muchas veces

en ese respetable lugar.

.

Al encender luz de noche en el capítulo un moreno del

convento, viendo elevado en el aire á fra v i\Iartin, salió asom–

brado, y llamó al cirujano tfon l\larcelo Rh·era, que se hallaba

en el coovent9, para que fuese testigo de esa maravilla. Entra–

ron inmediatamente

á

Ja sala, no solo dicho cirujano, sino tam·

bien el

pa~re

maestro fray Antonio Arce.-y el padre fray Pe–

dro J,oayza, quienes observaron atentamente al siervo de Dios

que .se hallaba de este modo. Tenia elevado su cuerpo cerca

de '.cuatro varas, p'uesto en forma de cruz frente al crucifijo

que está colocado el\ el altar del capítulo, y notaron que se

encogia para proporcionarse a:l tama110 de la imágen. Despues

de mucho ,tiem,po, descendió tranquilamente, y saliendo del

capítulo, se fué parn su celda.

Estando gravemente enfermo el padre maestro fray Anto·

nio Arce, de quien acabamos de hablar, mandaron al religio–

so clonado fray l\Iartin Cabezas, para que buscase al sien'o de

Dios,

á

fin de que, como enfermero, auxiliase al doliente, No

habiéndole hallado en su celda, ni en otras partes del conven-