- 146 -
vado en el aire, de cuya barba salia un globo de fuego que le
cubria ·el rostro y terminaba en la cabeza. Fijó mas la vista, y
notó que Ja imágen se babia il)clinado hácia el altar mayor;
volvieµdo su espalda al cuerpo de Ja Iglesia. Este prodigio le
hizo entendei; que, puf¡?S su Patriarca y fray Martin rogaban á
Dios, no debin suspender su oracion, .sino unirse á ellos;
y
volviendo al lugar donde estaba, se hincó de nuevo, y conti–
nuó orando, hasta que el siervo de Dios bajó de su rapto, que
duró mas de una hora.
Necesitando unos religiosos
á
fray Martín, le buscaron en
su
celda y no hallabdo en ella mas que á un hombre que lo acom·
pañaba, salió este á buscarle. Y acordándose de que solía ocultar–
se en un lugar secreto sobre el techo de la Iglesia, se fué
ii
ese
sitio, y vio en el
á
fray Martin orando de rodillas, elevado en
el
nire, y con el rostro vuelto al altar mayor, donde se resena el
Santísimo Sacramento. Llamóle tres veces, y no le respondió;
hasta que, pasado uu rato, al bajar la escalera, le preguntó
fray l\fartin, qué s'e le ofrecía. Contestóle que lo busca–
ban unos religiosos; y el siervo de Dios Je dijo:
· Diles
que
me esperen.•
'
Se le vió tambien elevado en el aire, delante del San,to Cris–
to que está dentro de Ja portería principal, donde solia hacer
oraeion.
En la' sala del. capítulo parece que
fué
mas favorecido con
esa elevacion de su cuerpo;
a
lo menos, foé visto muchas veces
en ese respetable lugar.
.
Al encender luz de noche en el capítulo un moreno del
convento, viendo elevado en el aire á fra v i\Iartin, salió asom–
brado, y llamó al cirujano tfon l\larcelo Rh·era, que se hallaba
en el coovent9, para que fuese testigo de esa maravilla. Entra–
ron inmediatamente
á
Ja sala, no solo dicho cirujano, sino tam·
bien el
pa~re
maestro fray Antonio Arce.-y el padre fray Pe–
dro J,oayza, quienes observaron atentamente al siervo de Dios
que .se hallaba de este modo. Tenia elevado su cuerpo cerca
de '.cuatro varas, p'uesto en forma de cruz frente al crucifijo
que está colocado el\ el altar del capítulo, y notaron que se
encogia para proporcionarse a:l tama110 de la imágen. Despues
de mucho ,tiem,po, descendió tranquilamente, y saliendo del
capítulo, se fué parn su celda.
Estando gravemente enfermo el padre maestro fray Anto·
nio Arce, de quien acabamos de hablar, mandaron al religio–
so clonado fray l\Iartin Cabezas, para que buscase al sien'o de
Dios,
á
fin de que, como enfermero, auxiliase al doliente, No
habiéndole hallado en su celda, ni en otras partes del conven-