DE PHOCION.
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Ja qua! enseña
á
distinguir las verdaderas vir–
tudes, de las que no tienen mas que el nom–
bre de tales, y que Ja preocupacion , la ig–
norancia, y la moda han imaginado. Su pri–
mer cuidado será apurar sin cesar la morali–
dad , dando una particular atencion
á
las
virtudes , que son mas necesarias
ºá
Ja socie–
dad, y debe ser su principal objeto tomar
las mas eficaces medidas para impedir qur.:._
las pasiones salgan victoriosas del continua–
do combate, que nuestra razon está conde–
nada á sostener contra ellas: en una palabra,
es todo su fin el tener las pasiones como en·
corvadas baxo un yugo , afirmar el imperio
de la razon, y dar alas
á
Ja virtud.
Entremos por m enor en las que debe
cultivar la Politica; pero antes responded–
me , Aristias , á mi intento. Quando com–
prais un esclavo, ¿os importa poco que sea
bribon, pícarn, gloton, y mentiroso,
ó
que
tenga las qualidades opuestas
á
estos vicios?
¿No os es tambien mas ventajoso que vues–
tro vecino sea justo, hun1ano ,
y
bienhe"4
chor? Os es igual que vuestro amigo sea
dirigido por sus gustos, corrompido , injus–
to, y vinoso;¿
ó
que sea atento
á
llenar las
obligaciones de un hombre de bien? Quan–
do un
1natrirnonio,
que os deseo ,fel iz, os
haya elevado
á
la dignidad de padre de
fa–
milia, ¿os será indiferente que vuestros hi jos
C4
con-
No hay vír-
1ud , por lnfi–
ma que pa–
rezca, que no
contribuya
á
h
felicidad
de los hom–
bres.