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ENTRETENIMIENTOS

Phooion, acercándosele, que aquí teneis

á

Aristias rendido

á

la razon , en una edad en

que se hace mérito de no consultarla. La

presencia de un hombre virtuoso, rni que–

rido Cleophanes, tiene casi el mismo poder

que los altares de los Dioses , que animan

á

los

suplica~1tes

que se acercan: no tuvo

_Aristias para serlo algu n impedimento: ase–

:f1ró

á

Phocion, que volvía

á

la razon toda

su dignidad ,

y

sus derechos. Es extraña lo–

·cura, dixo, atreverse

á

usurpar el no1nbre

de Filósofo, al mismo tiempo que se iguala

con los animales ,

y

pretender raciocinar,

defendiendo que no se da razon : no puedo

comprehender por medio de qué digresio–

nes he venido á creer , que la sabiduría con–

siste en que obedezcan

á

la razon las pasio–

nes, de quienes una <¡uotidiana experiencia

nos da

á

conocer el porte ', los caprichos,

y

la injusticia. La felicidad es sin <luda compa–

ñera del orden ,

y

de la paz ;

y

las pasiones

-enemígas aun las unas de las otras, estan en

un perpetuo estado de combate, ¿Qué bie–

nes puedo esperar de esto ? Y por el contra·

rio , ¿qué n1ales no debo temer,

y

n1as

si

-ini razon no se hace su 1nediadora, su ár-

-bitro,

y

su juez? Acuérdome de aquellos

cortos instantes de mi vida , en que obedecí

á

mi razon,

y

dt: que gocé en ellos una es–

pecie de gusto superior al que dan los senti-

dos.