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ENTRETENIMIENTOS
cicular atencion en reformar las. costumbres
do.mésticas de los Espartanos : puso mas le–
yes para hacer las gentes honestas , que para
arreglar la forma del Senado, y
la
Política
de las públicas Asambleas. Sabia bien que
los hombres virtuosos van como por instin–
to delante de sus obligaciones, y que ten–
drán siempre buenos Magistrados.
t<t
En efecto , ¿por qué especie de milagro
se verá en una República una serie de hom–
bres de bien á
Ja
cabeza de todos sus nego–
cios, si no comienza á tener por C iudada–
nos unos hombres acostumbrados
á
practi–
{;ar las obligaciones de la vida privada? Es
menester que un Pueblo sepa estimar la vir–
tud, para dará sus Magistrados
el
ánimo,
y
consraocia que necesitan en el exercicio de
sus funciones. Debe amar la justicia , para
desear un Magistrado, que sea siempre jus–
to , firme, y tan infiexíble como la misma
ley. Los Ciudadanos viciados lo repugna–
rán, y su providad les servirá de carga: le
preferirán un Cleon , que halague sus vicios,
cu
yo
corazon esté abierto al
l
nterés , y cu ya
mano descuidada, y debil dexe torcer des–
igualmente la balanza de la justicia.
Juzgad , querido Aristias , de la doctri–
na que os explico, por lo que ha pasado en
nuestros días en nuestra República. Apenas
hubo corrompido nuestras costumbres Peri-
cles