DE PHOCION.
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dos. H e comparado estos momentos
á
los
dias de error, en que gobernaban mis pasio"
nes , y no me ha representado mas mi nle•
rnoria, que unos placeres acompañados de
t'urbacion, inquietnd ,
y
arrepenti1nie1.1to~
aun no descubro bien mi corazop con este
recuerdo.
He llevado la consideracion
á
otro tea–
tro mayor , y he visto
á
Jas pasiones come
otras tantas furias , llevar Ja desolacion por
toda la tierra, mudar los Magistrados e11
enemigos de la sociedad , echar
á
sus pies
la~
mas santas leyes de la humanidad , y des–
truir en un instante los n1as fonnidables
In-1....–
perios. Pregunté
á
mi razon , descubria
á
Jo
lejos
la
verdad, y juzgaba que estaba en
el
camino que conduce
á
ella; pero mis extra•
víos pasados me han enseñado
á
desconfiar
de
n1Í.
No tne atrevo,
Phocion,
á
can1inar
sin
vuestro socorro. No oso
á
entrar
solo en
el santuario de esta Política sublime, que no
tiene otro instrrnnento, ni otro apoyo que
la virtud : temeria profanarlo : sed mi guia,
y
dad111e
un conocin1iento nuevo.
Aristias querido, le respondió Phocion,
despues de haberle abrazado tiernamente:
son vuestros progresos mas rápidos de Jo
que yo esperaba : habeis tenido ánimo para
quitará las pasiones la máscara, con que se
cubren para engañarnos : poca verdad hay
e
3
don-