DE PHOCJON,
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I
xes : volved
á
todos los Griegos su pri- .
m era templanza ,
y
justicia ,
y
nos ciareis
al mismo tiempo nuestra antigua union,
y
las fuerzas , que han conservado n uestra
li–
bertad. L uego que los Griegos sean vir–
tuosos , mirarán
enterainente
á
la Grecia
corno
á
su patria cornun. El valiente Phi–
lipo, que nos desafia ,
y
medita nuestra
servidumbre, quando se armen nuestra1·
vicios contra nosotros mis1nos , te1nblaria
del nombre de la Grecia ,
ó
nos
mira~
ria cerno
:í
los Protectores de su Rey•
no.
, T al es el orden establecido en las co·
sas humanas , amado A ristias , que la pros–
peridad de los E stados es
la cierta ,
y
constante recompensa de sus virtudes ,
y
la adversidad el castigo infalible de sus
vicios. L a histeria de los siglos pasados
instruye al nuestro de esta verdad ;
y
pa•
sando el tiempo, tambien nosotros serviré·
mos de leccion
á
nuestros nietos. Exami–
nad las revoluciones que han destruido
tantos Imperios, que son otras tantas vo·
ces , por las quales dice
á
Jos hombres la
Providencia : " Desconfiad de vuestras pa–
" siones , que os prometen la d icha , lison–
,, jeándoos para engañaros ; perp si dais
,,
oído
á
sus mentiras
,
.se
harán vuestros
,, verdugos, conduciéndoos
á
la servidum-
,,
bre.