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ENTRETENIMIENTOS
quejamos? No está suficientemente proba–
do que las pasiones no nos dan el bien
que promeren? Falta nuestra razon
á
ad–
vertírnoslo? ¡Por qué no oponemos la pru–
dencia de Ulises, á las Sirenas, cuya me–
losa voz no nos llama mas que para de–
vorarnos? ¡Ésperará la política nuevas re–
".oluciones en los Estados , nuevas desgra–
\..
~:.;,
y
decadencias, para convencerse de
que la infelicidad de las sociedades quiere
otro fundamento , que
el
de las injustas,
ciegas , inconstantes ,
y
caprichosas pasio–
nes? Haced, querido Arisrias, un retrato
del espectáculo que ofrecería la tierra , si
todos sus habitantes, semejantes
á
aquel di–
vino Sócrates , de quien Piaron ,
y
Xcno–
crates me han dado muchas veces Ja idea,
uniesen entre ellos todas las virtudes. Si
es verdad que en esta nueva edad de oro
habiraria
la felicidad entre lo• hombres,
siendo reprimidos,
y
dirigidas las pasiones
por Ja razon , ¿no es mas cierro, que debe
Ja política hacernos amar la virtud ,
y
que
esta es el único objeto que deben propo–
nerse los Legisladores , las Leyes ,
y
Jos
Magimados?
Podrán los Sofüricos declamar contra
los derechos de la razon en favor de las
pasiones , quando puedan hacernos perci–
bir las grandes venrajas que saca una Re-
pú-