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DE PHOCION.
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;
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razon
¡
'¡por qué han
ae
ser' duenos de
<iesobedecerla ? ¿Por ventura , es esta na–
turaleza tímida , debil , sin poder , y limi–
.tada como nuestros Magistrados? En una
-palabra , esta razon con que se alaba
á
in–
.ciertos oráculos , y con la que. nos hace–
mos tan soberbios , no es otra cosa, que
efecto de nuestra vanidad. Damos este nom–
bre á unas preocupaciones formadas por< "
acaso, y consagradas por la educacion, y
el hábito : diferente en la Persia , en
Egip~
to, en la Tracia , y casi diversa en todas
las Ciudades de la Grecia : ·cada una cree
tenerla ,
y
ninguna á la verdad
Ja
posee:
por ·otra parté debil, lá11guida , y siempre
escl~va,
¿sobre qué fonda su afectado im–
perio.? Solamente de él gozan las pasiones,
;y
es la naturaleza quien se las ha . dado,
juntamente con la fuerza necesaria para
subyugarnos;-
¡Ah joven! replicó Phocion , quanto
os compadeciera, si estos errores de vuestro
entendimiento pasaran
á
vuestro corazon;
para sofocar
el
fruto de la virtud. En vues•
tra edad parece la verdad una paradoxa
atrevida , que. es preciso sufr[rosla, su pues•
to que ,en vuestros pocos años no hay
Fi–
lósofo , sino por pasioo : algun dia t<;,ndreis
-vergüenza de haber confundido los grose–
ros apetitos de nuestros septidos ,
y
las
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pre~