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DE
JIHOCION.'
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¡
Pluguiera: al Cie1o que fueran menos
re~
petidas las pruebas de una eJ<periencia tan
constante! Mientras que mi propia razon,
Ministro del Autor de la naturaleza entre
Jos hombres, y órgano de su voluntad , me
enseña que sea justo , humano , y bienhe–
chor: mientras que me aconseja que busque.
mi particular felicidad en
el
bien público,
y
á
unir
á
los hombres por medio de
!,.
virtudes , que inspiran seguridad , y con•
fianza ; exáminad las ruinas , que producen
las pasiones en la sociedad. Cada una de
ellas ciega sobre todo otro interes que el
propio , y rompe los vínculos de la Re·
pública , mirándose como objeto , y oen–
tro único de todo. Separa
el
vicio unos
ciudadanos de· otros , á quienes la virtud
juntaría, y tendría unidos : divide los pue!
blos por Jos odios, temores , y sospechas¡
Nada hay•sagrado para las pasiones: muer•
tes , guerras , traiciones , violencias , injus...
ricias , perfidias , .y ociosidades , son su
corte ,
y
acompafiamiento , mic;:ntras que
la razon llama alrededor de sí
á
Ja paz,
la buena fe , y
la
felicidad
al
séquito de
todas las virrudes.
Tenernos un perfecto medio , queri–
do Aristias , entre las puras i1!_teligencias,
y
los brutos. No somos enteramente ni
lo
uiw ,
ui
lo otro.
El
fiu
de
la Filosofia
es