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PROLOGO DEL TRADUTOR
disimulo' hubieran leido crl original' reco–
uocerian en él , sin el menor trabajo , el
q –
racter que distingue el siglo de Platon, Tlm–
cydides,
y
Dem6sthenes, de los tiempos
que le han seguido. Bien sé, que muchos. si–
·glos despues '·quando la Grecia se hizo Pro–
vincia Romana, continuaron los Griegos en
·hablar su idioma con pureza extremada; pe–
ro la época de la ruina de su libertad , fué
la
de la decadencia de su ingenio. Amilana–
•dos sus espíritus,
y
llenos de temor , ni tu–
vieron valor, ni substancia. Se habló con
elegancia, pero se pensó sin fuerza. Perdié–
ronse las ideas de lo bueno;
y
cultivada la
eloqi.iencia por Retóricos ,
y
no por Filóso–
fos , abandonó su sencillez antigua para her–
mosearse de inútiles adornos.
La Filosofia tan sabia, é ilustrada en las
escuelas de Sócrates,
y
Platon , degeneró
aun mas pronto que la eloqüencia, Los So–
fistas , de quienes se lamentaban estos hom–
bres grandes, se conjuraron c&ntra
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dad ,
y
la extinguieron. Para aumen..:ar el
número de sus discípulos, á quienes vendian
sus lecciones, hicieron estudio de enseñarles
unas opiniones nuevas ,
y
atrevidas , con un
arte de defenderlas sutilmente. ¿Se creerá
con facilidad, que la doctrina de Phociou
en sus Entretenimientos haya salido de esta
escoria de la Filosofia? La Política fué aun
mas