XIV
PROLOGO DEL TRADUCTOR
caprichos. Si Phocion
no~
la descubre, retra–
t emos nuestros errores,
y
cuidemos de apro–
vechar con sus lecciones.
Seria temeridad que yo quisiese escribir
aquí la vida de este grande hombre, igualán–
dome con Plutarco, pues bien sé quan inúti–
;Jes serian rtiis esfuerzos. Me
contentaré
con
hacer alguna descripcion de ella, •Y que sea
-propia para
el
conocimiento de las costum–
bres ,
y
caracter de Phocion.
P asa este n e las escuelas, que S6crates ha–
'bia formado, al exército de Chabrias, baxo
cuyas órdenes se exercitó la
prin1era
vez en
las armas;
y
mientras que el joven discípulo
d e P laton aprend ia
el
arte de
la
guerra de
·este General experi mentado (aunque algu–
nas '9'eces perezoso,
ó
distraido), le enseíia–
ba por otro lado á mandar con la d iligencia,
moderacion ,
y
exactitud d ignas de un gran
C apitan. Descubri6 Chabrias siG difict:,'. ' -:i
los talentos de su discípulo,
y
encomend~ao;
y
en Ja batalla de Naxa le confiri6 el
~a~1do
d e su ala izquierda , que decisJi6 la victoria.
Solamente tenia Athenas estos Ciudada–
nos, que alternaban en Ja plaza pbiblica, 6
en
el
Senado,
y
servían de C apitanes á la
frente de sus exércitos. U nos se destinaban
á las funciones militares , otros
á
los empleos
civiles. D espues de esta division estaban
igualmente destruidos Jos talentos, y
Ja
Re-
pú-