DEL GRIEGO AL FRANCES.
XI
Gobíerno popu.Jar; y esta Ciudad tan des–
·vanecida, y fiera por su libertad , se vió
precisada
á
obedecer
á
treinta tiranos. Tra–
sibulo la libró de este yugo riguroso; pero
unos hombres viciados con la prosper.idad,
y
familiarizados despues en
la
servidumbre
con los vicios mas viles, recobraron su pri–
mer Gobierno, sin volver á tomar su anti–
guo caracter. El gusto de los placeres ,
y
el
luxó de algunos Ciudadanos, introduxeron
una licencia extremada en las costumbres.
A la multitud la envileció la pobreza,
y
la
hizo insolente ,
y
sediciosa. Se extinguió
el
amor de la patria ,
y
de
la
glo1 ia , trocándo–
se en amor á las riquezas. L as leyes
comba~
tidas por las costumbres viciadas , no conser–
varon fuerza alguna ; y los Magistrados des–
preciables ,
y
despreciados, carecieron de
toda autoridad.
Los Espartanos, aunque vencedores, no
~ozaron
en este intermedio de mas feliz for–
tuna que los vencidos. Dominando sobre
Ja
Grecia, solo sentiau su debilidad, porque
habian renunciado las principales instruccio–
nes de Licurgo. La injusticia , la fuerza,
y
el engaño, que quisieron emplear con
el
fin de afirmar, y conservar su Imperio, no
equivalieron
á
la justicia, n1oderacion ,
y
benevokncia, por las quales habían mereci–
do antes la confianza de los Griegos, ha-
cién-