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ENTR,_~TENIMitNTOS
debido
á
la virtu<rsuperior, dirigirá sus
in·
~
feriares. Me
err1~ndereis.
La Moral , por
exemplo, nos
r6
1
mda ser económicos, gene•
rosos , y piados..
$;
pero estas qualidades se–
rán otros tantos vicios, si no se gobiernan
por una superior virtud
·~Y
esta es la
J
usti–
cia. Será mi. economía dl .ito, si falto á lo
que pide la justicia , respecto de mis pr9JCi–
mos , y Conciudadanos. Soy culpable eñ'Ia
generosidad, si me hago pród igo con mis
amigos
á
costa de mis acreedores. D ebo
compadecernie de los culpados , y de los in–
fel ices; pero sin debilidad , para no sacrifi–
car por ellos las leyes , y aun Ja República.
A sí es , querido Aristias
1
el amor á Ja pa·
tria , como la economía, la generosidad ,
y
la piedad. Está tambien sujeto, como estas,
á una virtud superior, y debe tambien , co–
mo ellas , obedecerla ; porque si no , en lu–
gar de servir
á
la República , la precipitarán
en la decadencía sus errores.
De la hum:i–
niJ:id.
E s la humanidad la superior virtud al
amor de la patria ( r). Extendj!d vuestra vista
á
(1)
Miraban generalmente los Griegos al amor de
la
patri:i
como la primera virtud del Ciudadano; y parece que en casi
todas las Repúblicas han estado ocupados Jos Legisladores en
inspirarle , extenderle,
y
darle fuerzas, mas que en conocer
los limites que le prescribe
13.
razon, 6 el modo con que debe
gobernarle, y dirigirle. Debe parecer muy sabia la doctrina
que Phocion explica
á
Aristias. Solamente esta es la ventajosa
:í.
los hombres, y no creo que alguno de los Lectores se niegue
i
la e\ idencia de sus discursos : así, aunque nada pretendo
aña-