DE PHOCION.
conocido el adulterio en L acedemonia. ¡Qué
vciitaja
1
Y mas siendo verdad , que toda ga–
lantería supone en las mugeres una debil
fi.
delidad
:í
sus obligaciones;
y
en los hombres
un arte de seducir, reducido á principios,
y
por lo mismo tan dañoso, que ocupándoles
seriamente en cien miserias, separan de su
alma los medios necesarios para pensar,
y
executar cosas mayores.
l'or no conocer la inclinacion del sexo á
la debilidad, y el imperio que tiene sobre
nuestra aln1a,
han
puesto
térn1ino
los
111as
L egi•ladores
á
nuestras costumbres , despre–
ciando arregla r las de las mugeres. Dice Li·
curgo, que ellas nos darian sus vicios, si no
las diéramos nuestras virtudes. Q uiso hacer
que se portasen como los hombres, y por
eso las inspiró un generoso desprecio de ro–
das !ds necesidades ,
á
que no las ha sujetado
la naturaleza. L as endureció en el trabajo,
en la pena, en la fatiga. Enardecido Piaron
por este exemplo, quiso (
1)
hacerlas solda-
dos
(1)
u
Ni
juzgues,
6
Glauco, que yo he hablado mas ele Jos
" ''arones •que
di::
las mug(:"res. pues algunas por namrale1..a
"son 3ptas para los empleos:" Pl.11on en Ja Rep1íblíca
Ubro
7•
Mirad 1amb1en lo que dr(:e en este lugar sobre
la
educacion de
la~
mugeres, acordando:.e de su tratado de "Leyes,.¡1b. 7. u Di·
"go, 1¡ue es
necedad
en nuestr:ls
Regiones el
qui! no se
dcdi–
nquen
á
los mismos tuidados que Jos hombres las mugeres,
y
n ccm
wdo
conato,
y
C(>nsentimicmo....
A
la
verdad no cesará
ndc afirmar
nuestro precepto,
que conviene que
á
la
enseñan·
n za,
y
demas cos3s se hagan panicipantes esptcialmente las
,,mugeres
con
los hombn:s."