llevó
á
sus partidari os
á
cometer los mayores
excesos, persiguiendo
á
los que ellos llamaban
hombres de
ta
carne.
H as ta un San Clemente
y
un Orí ge nes se inficionaron e n las teorí'1s he–
ré ticas de los
G1lóstfros.
La Ig lesia Cri s ti ana conde na e ntonces el es–
tudio ele la filo so fi a g riega; y encierra el pensa–
mie nto e n los preceptos de los dogmas, que ya
se hall aba n completa mete formado!:> y desen–
vueltM po r los tr abajos de los Padres
ce
la
Igl es ia, e n tre lós qu e descuella, e n primera
lí–
nea, e l Obispo el e Hipo na , e l g ran
an Agus–
tín.
¿La s e nseñanzas <l e los Padres de Ja Iglesia,
ju zga.J as purame nt e po r
la crítica científica.
conte ní a n un a nu eva filosofia?
sta pregunta
ha s ido res ue lta por opiniones contraria.; en lo
que ha inAuiclo, s in duda, e l modo de plantear–
la. ¿Las doc trin as de los Padres de la Iglesia
e ntrañan princ ipios filosóficos?
í,
y
muy ele–
vados, es pecialmente en la parte práctica. ¿Con
tienen ell as ahora un a verda 1 ra ciencia filo ó–
fica? " ó,
y
la razó n es s ncilla
i s
juzga con
imparcialida
l.
Los Padres de la Iglesia convir–
ti eron la fil o. ofla en
relio-ión, . osteniendo su
doctrin a. a nte tocio por la autoridad de la
fe
y
de la revelación. Bajo e te a pecto, aunque en
·¡
se oc ulte profundo concepto filo ófico, éste
ya se e vapora
y
desaparece en ara del dogma
ilumin ado por 1 teolocrb.
D ebo decirlo r fi riéndome · tocias las escue–
las t olóo-ica
y
mi tica .
1filó ofo no le es da–
do
pe n e ~·ar
en Jo
a raclo. libros de las diver–
sas r elibiones porque lo
defiende el guardián