III
El mundo paga no no había comprendido la
igualdad civ il , elemento im prescindible para la
libertad del ind ividuo
y
el progreso de la . na–
ciones. La Grecia , que
fu é
sin duda el pueblo
· e n donde aquél de_a rroll ó su ac ti vidad omo en
· ningun otro país , sólo pe rm itía el ascenso en la
escala social
á
lo nacidos entre los límit
geo–
g ráficos qu e dema rcaban su territorio,
y
ene–
rosamente dotados po r la naturaleza.
los de–
más hombres qu e no e ran o- ri erro
se les en–
volvía con el epíteto de preci tivo de
bcfrbaro
,·
) , aun entre ellos mi mo , por boca de u filó–
sofo más sabio, e e n eñaba qu ha) . e re hu–
manos condenados por la naturalez
á
re a r la
ti e rra con el sudor de su frente, mi erable es–
clavos para los que no exi ten derecho
ino
únicam~nte
obligacione . El tradicional bue ·.
que, acrobiado por el peso
el sufrimiento,
y
con la
~ngustio
mudez de su dolor infinito,