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bleciendo Juan Snell, en Estocolmo, capital de es–
te reino, el único establecimiento que hubo en esa
na~ión
en la época indicada.
=
F1nalmente, Irlanda goz6 también en. ese
tiempo de las ventajas del arte tipográfico, porque
en 1486 Slias Elve estableci6 el primer taller en
Munster, ·siendo también el único impresor que
en esa época hubo en ese país.
En aquellos tiempos no era extrafio el ver que al·
gunos impresores viajaban de ciudad en ciudad y
aún de nación en nación, aparejados con los úti–
les necesarios que constituían una imprenta am–
bulante. Frecuentemente un taller tipc'gráfico se
improvisaba
y
funcionaba en vna población para
principiar
á
dar
á
luz en ella la edición de
alg~na
obra cuyos ejemplares se expendían allí,
y
al po.
co tiempo este mismo taller se clausuraba trans–
portando sus útiles
á
otro lugar, para terminar
dicha obra y expenderla completa en ésta
y
en la
anterior población. De allí que se ven ediciones
hechas por un mismo impresor en dos
y
aún en
tres lugares distintos, como pasamos
á
citar algu–
nos casos,
En q64 William Caxton principió en Brújas la
impresión de la obra titulada
Rtcueil des hystot'res
de Troyes
por Raul Le Febre, terminándola en
Colonia en ese
mi ~ mo
ano.
En 1471 el mismo Caxton llevó
á
Londres una
imprenta para . establecerla allí, pero habiéndose
opuesto los magistrados de esa ciudad á la intro·
ducción del arte tipográfico en Ing-laterra, tuvo
que llevarse otra vez sus útiles
á
Brújas, donde
principió
á
dar una nu éva edición en inglés de la
misma obra de Le Febre bajo el título de
Troyes
H t'story's collectt'on,
vol viendo en seguida
á
tras la·