340
B.
PÉRE~
GALD6S
-
_D _____________________
~
___ •__________
yo
bací~
por
tí
el máa grande
y
el más
doloro–
so -de
los
sacrificios.
-Ya lq sé: _el sacrificio de aceptar
una
reli–
gión
que aborreces. ¡Terrible
cosa
es obliga}' al
alma
á
una impostura semejante!. .. ¡Cuán
cla–
ramen te
he
leido
en
tu
corazón! Tú
me has
dicho que
nada de lo que
siento
se te oculta.
-Es verdad.
-Igual me
pasa
á
mí.
Hoy
t~
he visto
en
espantosa lucha con tu conciencia,
y
me ha
dado
miedo.
-¡Mi.edol
-Si:
me
horroricé
de
verte haciendo
el
e8-
fuerzo
sobrehumano
de
jurar
Ull
Dios en quien
DO
crees.
Adro iro el
sacrificio y
lo
agradezco
en mi
corazón
de
mujer; pero no puedo
acep–
t arlo. Mis
tíos,
sabios
y
todo
C0l110 SOD,
cayeron
en el lazo; pero
yo
que soy
tonta,
t~
luiré
á
10B
ojos
y
leí tu intención . ..
Hace
tien1po
qu~
Dioe
me
ha
dado una
perspicacia asombrosa. No:
no serás cristiano,
si mi Dios
no te
ilumina;
y
mi Dios
no
te ha
iluminado
todavía.
.
-Es
verdad-declaró
Morton ' confuso
t -
que mi
converaión
era
fi ngidA. .
¿A qué
n
gárto–
lo? No
podía ser
de
otra
manera.
Pero
tú
me
debiste
admitir tal cual yo
iba
en busca
tuya:
debiste confiar
en
que
tal vez
nOf=!
en
tendería–
mos
después
de
casados.