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,
,
B. PHREZ GALDOS
rrador acento, cayendo·
d~
rodillas junto'
:&
cuna.~¿Por
cuánto dinero te
han
compradv?~
Marfa Juana murmur.ó algunas palabras pa·
.
.
ra disculparse. ' " .
«·Te perdono"
afi~mó
Gloria sin mirarla.
y
v_olviéÍldose á 'Morton, le dijo sin rencor:
c¿~s
cierto que
l~ ··compt.a~as?_
~
-Es' cierto-repuso_' él grUtVemente.--Una
.. monja n.o es una madre. Quiero llevármelo
y
me lo
llevaré ~ ,
. Quedóse l_a- -joven meditabunda junto á
la
.
-
cuna.
.
.
.
. ,. . '.
-Parece que Dios
me
ha traído aquí-dijo
después die una pausa silenciosa
y
·solemne,–
. . l
'
para' itnpedir que roben
ár
mi hijo.
-¡RobarL ..
¿eso
puede decirse de un
padre~
-Es verdad: he dich? mal-repuso
ella mi·
rándole
C9ll
ternura.-Pero no: muerta yo,
,
mi hijo debe qued'ar al
~uidado
de
m~
familia.
'--y
por qué no
al
cuidado
m.fo?-Porque estará demasiado lejos. Yo no
l~
veré más. Pero sabiendo que mi sepultura no
está muy distante de
la
tierra donde él viva,
me consolaré con la idea de sentir desde all á
abajo sus primeros pasitos ... Mas no debo ex–
presarme de este modo, ¿no es verdad? Mi
po–
bre cuerpo será polvo,
y
nada sentirá.
En
¡
Purgatorio, donde padecerá mi alma, tendl';