L
GLORIA
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las hendi4uras de la madera. Acercóse
110ria,
y
al mismo tiempo oyó voces, .
)
Están ; despiertos-pensÓ.-Es
cos~ ~uy
,rara.
¿Qué hora será?, .,
I
, .
Acer~óse - m'ás.
Creyó sentir ·. ruido en la.Igle–
sia,
y
vió también. luz al través de la ventana' ..
>
/. . '
de ella...
_
"
«Estarán ' prepar-llndo la misa de alba. Lla- _
I'maré
en .casa
de
María ,Juana. ,
)
En la puerta de la casa'habia una,gran hen· "
didura. Gloria miró por 'ella
y
estuvo á punto
de perder el conocimiento; ,tan grande fué su_
estupor.
¿
¿Qué veía? Primeramente un hombre alto,
rubio y grueso, un gigante, un Sán CristÓbal,
. que
fren~e
á la iluerta estaba. Después vió la
espa)~a
y
la cabeza de otro
h~mbre
sentad,o
junto á una mesa. Gloria. no daba crédito á
sus ojos, porque aquel
h~m.bre.
era Daniel
Morton. Sintió un temblor tan vivo que no
pudo ni' huir, ni llamar, ni hacer movimiento
alguno•.'. También vió una mujer. Era Marit\
Juana, infeliz viuda á quien Dofia Serafina
habia 'confiado
la
lactancia del pobre nilio¡
mujer de
buena~dad,
guapa" robusta, honra–
da y discreta.
La
elevación de su 'hijo mayor
a)
sacristanato de Villamores, después que
quedó viuda, proporcionóle aquella residen-
..
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