..
, GLORIA
261 '
mente de
nQestra~-
confusiones
y
zozobras. 'por
uno de esos ad.mirables caminos que Él solo
sabe 'abrir.
Vine
'con
el
ánimo preocupado
y
tenebrosQ, pl'esagiando nuevas desdichas; pero
he
aquf ' q~e
en vez de _obscuridad encuentro
,luz,
en vez de torbellino de dudas,· una
SOlll"
ción clara
y
natural. ..
Abora. te
diré
cuál: es,' el )
plan que me
i)l'~pongo
séguir para que todo
'quede arreglado en un par de dJas" Roma, '
siempre previsora
y
sabia,
ha
dispuesto que
en casos ,de conciencia se aeele-ren
las forma–
lidades'
y
prácticas establecidas para dar en–
tra-da ' en la Iglesia
á
~n
catec·úmeno. Aquí
tenemos bien claro el caso de' conciencia.
Si
.
'.
no hubiera
ex'i~tido
la
prev~ricación;
procede.. .
riamos con
más
solemnidad
'y
pausá·; pero
la
conciencia inquieta exige_<¡ne no ' se dilate
la ·
bendición purificadora.
La
reparación so-o
cíal
y
religiosa es urgente, hermano mío,
y
la
Iglesia da una prueba de benignidad
~presu
rándola.•
De buena gana habría manifestado D.
Bue-~
naventura que le parecía inconsecuente, injus–
to
y
ha8t~
inmoral este criterio romano que
abrevia
y
dispensa en casos de prevaricación,
mientras
mortific~
con dilaciones
y
obs,táculos
de todas clases
á
108
individuos que sin rubor
en la cara piden juntameute bautismo
y
matri-
•
--