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,
'-
xxv
Todo
marcha
á
I~edh~ d~
boca.
. N
o las tenía todas consigó el
prud~rnte
Don
Buenaventura
con la
ilegada
impórtúnísi~a
_
' _
. J/>-
_de
la
madre de Daniel.
En
cuanto
á
la apari
~
ción-
del
purpurado, si
a~
principio
creyó ver
en ella un -motivo de entorpécimiellto, pronto
cambió de parecer. Su ·Eminencia, variando
de ideas
y
propósit<?s con la estupenda nuev,a
de
la
conversión, mostrábase en extremo
to–
l er ante, contento de aqüel desenlace felieisi ..
-mo, dos veces lisonjero por el · triunfo de la
Iglesia
y
por
la
regeneración social de su
ado–
rada sobr infta .
El
Viernes
al
mediodía, des–
pués
de la ceremonia de la adoráción de
la
Cruz,
á
que asis tieron el Prelado
y
el
pueblo
entero con grandísimo r ecogimiento,
D. Au–
gel habló
á
su hermano de una
manera cate–
górica, diciéndole:
«Siendo
sincero
BU
propósito
de
abrazar
nuestra
religión, como
tú
aseguras,
to
o e
bi , herma
0,
todo es ya
fácil
y llano.
1
flo r se
iada de
nosotros
-y
nos saca sú
it -