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B. .,ÉoREZ GALDÓS
o
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, hundirse,
y
sus labios perdieron el color. Da-
nielle tentó las
manos
y
sintiÓ
la
suya
oprimi–
dll.
por
J8:8
de ella con
la energfa
que lmptime
o
,
á
lo~
múscu.los la emoción de un adiós
pos-
trero• .
Luego
creyó notar .que
el
pulso
de la
joven se
extinguía; .advirtió extremada. friaI-
. '
"
-
dad en
.su
freonte-;- tuvo miedo; la llamó:
e
¡Glo-
rial
¡Glorial» '
oyeron
las soledades del
éampo.
·La
joven
no
responQ.ís;
perd
o
entreabió
' 108
.ojos, sonrió después, y sus manos
'crispadas
apretaron con
más
vigor las del hebreo.
<;:¡Glo~ial .
lGlorial,
gritó éste de nuevo.
. Los labios
de
Ía
hija de Lantigua
quisieron
o
hablar,
mas nad$
d.ij~ron.
Hizo
un
gran
es-–
fuerzo,
y
entreabriéndose sus párpados,
mos–
traron
las
negras pupilas que parecían decir
con
su
lenguajé
mudo:
e
Que
te
vea un
mo–
mento
más.»
..
El
extranjero esperó un instante en
ansie ..
dad terrible.
'
•
.
cEs un desvanecimiento,» dijo para sí.
y
al instante gritó:
e
¡Sánsón,
S~nsón
1,
Sin esperar auxilio, Morton,
levantáud0s6
con
su preciosa
carga,
marchó hacia Ficóbl'i–
ga.
Caifás, Sildo
y
San"Són
salieron
á
su
en–
cuentro.
e
Ya
sabía
yo
que
había
de
pasar
alguna
cosa mala" gl'utl6..Mundideo.