,
,
,
- GLORIA.
173
I
'
---------------------------------~
embargo me rechazas. ·Y cuando reces
ti
tu
.Dios, mirarás
á
tu conciencia'
y
la verás tran–
quila
y
satisfecha, sin acordárse del pobre ,que
no vive sino por
la
esperanza
de
vert~
y de
pedirte perdón.
•
-Te perdono; pero déjame. .
-Sí,
Y
cuando nos
haya~os
separado, iré
al
mar, iré
1\
ese buen amigo que me está
lla–
mando
há~e
tiempo,
y
'atando una gran piedra. .
á
lni
cuello, me arrojaré en
él.
Entonces, que–
rida mía, no te mortificaré más.
-1
Por Dics-dijo Gloria desfalleciendo,--
me ahogasl»
.
Dilatando ligeramente sus brazos, Daniel
permitió
á
la joven respirar con más libertad.
-Así -dijo con
dulzl1~a,
- así. Dfjamo
ahora
y
no te guardaré rencor. .
-¿Por qué me tratas así? .. ¿Por qué huyes?
¿Por qué un instante de mi compafíía ha de ser
tan violento? ¿Por qué para oü'te y para verte
he de necesitar atarte como
á
un prisionero?
-Porque así debe ser,-repuso ella cesando
en sus movimientos para desasirse.
-y
sin embargo, al huir de mí, al ence–
rrarte, al despedirme
en
tu puerta,
tú
no eres
feliz-dijo MOl'ton besándola con ardor.-Tú
padeces.
:t
Como el agua que afluye mansa
y
sin es-
•
I