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GLORiA
ÍG9
~S~t1or,
sefíol'... ¿Nos
vam~s par.~ Lón~
dl'es? ..
~~dijo ~l
'edado frotándose los ,ojos.--
. "Soñé que me embarcab
y
decía...
,
,
--':No
digas
nada... Prepárate partí hacer
lo
que te "mand.e. Tú tienes buenos
pufios~
Detén'
ese
coche.
.
.
-¿Cuál?
,
. - AHt
viene. ¿No
~yes?, ~
. _
Dejós'e ve·r el ,carruaje, 'que, venía corriendo,
I
...--
tirado por dos caballos. , "
.
e
i
Do~
caballos! -dijo el "amante de Dil1ila.
-Aunque .sean veinte, hemos ,de dete-
nerlos.
't
'.- .
,
.
El coche
ae
acercó,
y
Sansón" poniéndose en
medio del camino, con ·10.s. brazos abiertos,
como un misionero que va ,"
á
exhortar
á
la"
buena'vida, gritó:
cStop!)
. .
-Mas el que guiaba blandió ,el látigo. e'ruzan–
do 'con él la cara del importuno que intentaba
detener el
coche~
Los
c~~aUos
elevaron rugien–
do sus cabezas al sentirse contenidos por una
mano de hierro que sujetaba sus rien,das; an- . /
duvieron trabajosamente algunos pasos; aacu–
di6se el vehículo; una voz de mujer gritó an–
gustiada: «¡Jesús!, un chico dijo: c¡Ladro·
nes!, y Caifás, que era el que guiaba,
e~clamó:
e
¡Por vida de Patillas! ¡me lo temía!,
Daniel MOl·ton, tirando del brazo de Caifás,