"'
.
'.
.'ot. -
"
, 166
' B~
P.ÉREZ GALDÓS
j unto
ti
su
sefior.~Seria
temeridad ..buscarla
más; y ahora,. aunque el sefío,Í' no me.
~a
per–
mita, ,me atreveré
á
decirle••. "
.-Sansón, rléjame en ,paz-dijo ' MO'rtO'n.-
¿Qué
piens~8 .
tú
de /esto? ¿Volvérá?
_
.
\
-
, ;.
-P.i~nso
que cel avisado v,e
elJ~al
y
es,c6n~
:. ..dese; n;las los simples passn y reciben el daifO' .•
/
.'
Pues hemosyfstO' el mal, sefiO'r
s
escondámo- .
nO's; es
d~cir,_
vámonos manana para LO'ndres.
-Amigo-dijú
Daniel desarrollando su
te- .
ma, '~yQ
creO' que
aquí
hay algO' grande que
I
.
•
no comprendemos. .
-Ló
q.tle yO' comprendO'-repusO' el servi–
dor,-:-es "que se ha dicho:
«Sim~
profunda es
la mujer. Aquél cO'ntra el cual estuviese aira–
do .JehO'vá, caerá en ella.
~
- Sansón, Sansón - manifestó Daniel
re–
gocij ándO'se cO'n
u.naidea lisO'njera, que bri–
liaba en su
ment~
cO'mo luz que nace y crece.
-YO' estO'y seguro de que -volverá.
El
corazól1
me
lo dice.
-¿Y,estaremO's aquí hasta que vuelva,
S8 .
n O'r?
- Aquí estaremos mientras sea de noche.
¿Tienes frío?
Pues
toma mi gabán y póntelo
sobre el
tuyo.,
-Gracias, sefior. ¿Es absO'lutamente preci–
so
que
yo
esté
en vela?