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B. PEREZ GALDOS
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IeDtencias:. •Quita, pues, el enojo de tu
con-
.Ión Y. aparta el mal de iu carne, porque
li
mocedad .y la juventud vanidad
SOD••••
cYo
minS todas las obras que se hacen debajo del
___
801,
Yhe aquí que todo ello es vanidad
yafiio–
eión de espíl'i tu•..•
Daniel no contestó nada.
. c¡Ah,
sefior!-at1adió Sansón sonriendo,–
es
verdad que yo no debo dar consejos, ni se..
ilalar el p.eligro
tí.
mi amo, porque el amo ea
siempre sabio y el cr.iado necio; pero no puedo
remediar el
sab.erde
m~moria
los proverbio8
de nuestra ley, que se me, salen de
la
boca
cuando.menos lo ' pienso. Si el ...sefior me diera
su venia le diría...
·«
V
ase en pos de ella luego,
como va .el buey al degolladero, y como el
loco,
á
las' prisiones para ser castigado...
COIllO
'el ave que se apresura al lazo y no sabe que
es contra su vida,' hasta que la saeta traspasó
su hígado.:t
-Entremos por ,esta call-eja-dijo Morton
sin hacer caso de la erudición de su criado.-–
Aquélla es la casa de Lan tig\lll.:t
Habían llegado cerca de
la
plazoleta,
ya
bautizada con el nombre de
Plaza de LantigtCtJ,
y
allí se detll vieron . .
c¿De
modo, sefior,
que
esta noche no
Íreolo8
á pasear por la orilla del mar?-dijo Snusón.