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B. PÉREZ GALDÓS
asf,
a-unque n,ingún lector hahrá pue'sto en du–
da la
veracida~
de la de Lantigua., persona
incap~z
de mentir.
La
horrible invención co–
'frió de boca en boca por todo el círculo de
beatas,neutralizando""el buen efecto que pro–
dujera en Ficóbriga el rum9r de la conversión
del
israelita.
cAl
principio no,'creí prudente contarte es–
tas
abolninaciol1es-atiadió Serafiuita con
el
".
Rcen to 'de la lealtad más pura;-pero después
he decidido que - lo sepas, para que tengas
el
gusto' inefable de_pel'donal\
á
eS~B
personas ...
No quiero 'darles ningún
ca
~iíicati.voinfame:
sólo pienso
~n
perdonarlas yen. rogar á Dios
pOI'
ellas.
¡Oh!
hija
mía,
este gozo de olvidar
la
calumnia
y
pel:'donar
á
los calumniadores,
no es permitido sino al alma del cristiano.
¿Las
perdonas?
.
-Con todo mi corazón-repuso Gloria,
volviendo del estupor que la noticia le produ–
jera.-Y aunque cien veces me difamaran,
cien veces las perdonaría .
--Así
es como te quiero,-uijo Serafinita
con efusión de amor
y
de piedad, abrazando
y
besando
á
su sobrina . •
No hablaron más de este tema. Ya cerca
del
anochecer vino Ca ifás
á
dar cuenta de
la dis–
tribución de limosnas
q
ne solía hacer por en-