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6LORll
149
cargo
de 'Dofía
Serafina y
de Gloria.
~st8,
lle–
vándole
á
Sll
cuarto, le dió más dinero
é
ins–
trllcciones
nuevas
que no podemos
~conocer.
Por la noche, los
tres Lantiguas
,hicieron la
c¿o,lación;
rezó
ell'osal'io
la
sefíora
acompai'iada /
da todos,
y
cuando llegó la hora
de recogerse,
dirigióse
á
Sll
cuarto
D.
Buenaventl1ra, mien–
tras
S~rafiu
ita
iba
con
~loria
al de ésta
1
pues
era
costuluore
hácerle
compafiíá
hasta que la
d€jaba acostada,
cediendo
á
las
dulces
cal'ici~s
~
del sllefio.
-
,Buenas
noches,
llifia
lnía-dijo
la
señora
poniendo
la
mano
sóbl'e la frente
de
su
sobrina.
-Duerme en
puz.
¿Quieres que 'te apague
la
luz? •. Ya está
apagada.:.
"
Dió
un
soplo
para
'matar
la
luz,
y
tOilllÍn~o
la
suya,
besó
á
Gloria
C911
ternura
y ,se
lué.
Por
breve rato oyéronse
sus
pasos al bajar la esca–
lera;
pero
al fin
extingllióse
el
ruido
y
tambien
la triste
claridad que dejaba
tras
sí la vela con
-'
que se alumbraba.
Gloria no dormía.
Vigilante
en
medio de la
profu.nda obscuridad de
su
cuarto,
sus negros
ojos se abrían ante las tinieblas
COlno
ante un
hermoso espectáculo,
y
su
oído
acechaba
109
murmullos
de la
noche.
Aterrada de
su propia
zozobra, se ponía
la
mano sobre el c'orazón
para sentir sus latidos, y
á
ratos
suspiraba,
v
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