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.. ,

."

]o;

'

..

GLORIA

. '. 147

que

á

las -altas

horas

d~

la

no~he, ~ cuando

to–

dos duermen en nuestra

c.asa

y

en la villa, sa–

les ... si, dicen que

sales

ocultam~ntepara

ren-

. . nirte en

paraje solitario., alla junto

al

cem~n-

_ . terio,

con

el desgraciado

autor

de tu des- (, ,

-

.honra.~

, Gloria se quedó

blanca,

inmóvil

y

mt;lda co–

mo mármol. Sin elubargo, aquel estupor no

indicaba

en

modo

alguno la turbación de una

conciencia

sorprendida por

la

deuuncia. '.

cComprendo tu

espullto-aíladi§

la

sefio.

.

-

,

l'a.-l0h! ¡Cuántas

lágrimas

h.e

derl'amado

hoyl '¡Oír

e~tas c~sas

yo, '

YO,

que pondría cien

veces mi

mano

en el fuego

por tu inocencia

en

.

I

-

esté .caso..

.!

Quise responderles;

p.ero.la

lengua.

so

L'le

entorpecía. '.' -Terasita

se

reía.

¡Si

vieras

C0U

qué pérfida seguridad afirmaba

h~berte

\'isto

ella mismal .-

'--¡

Ella

mism_a

1

- ·Sí:

dice que el lunes te

vió.

Era más de

Dlcdia

noche.

Ella había

salido

á

asistir

á

una

-sobrina que estaba

de

parto,

la

hija

mayo'r del

escribano

D. Gil

Barrabás.. .

Dice que te

vió -

salir de la casa, tomar por la

calle

de la

Poter~

na ... En

fin,

no quiero

atormentarte más. ¡Qué

calumnia tan infame!,

.

Cierto

era

que

Teresita la

Monja había

pro–

palado

la atroz calumnia; bueno es asentarlo

r