152
,
.
B. PBIlKZ '.lALDÓS
cender
la#escalera, poniend'o suavemente los
pies en 'cada escaló'n¡ y si algún ligero crujido
de la madera anunciaba el peso, deteníase.·
llena de terror,
' recogi~lldo 'todo ~ovimiento
'en
lo íntimo de
Sl:1
alma. Por fin llegó abajo; don–
de, por ser
~l
'suelo de mosáico, no era
precis~
Rndar .con tantas precauciones. Débil claridad '
.de los cielos, iluminados
á
ratos por la luna,
permitia ' conocer los ángulos, las paredes
~!
puertils del pas-illo. Detúvose Gloria ante una,
y R.plicaQdo el oído á la cerrad ara, exploró
1~4
-
~
intensidad del silencio que reinaba detrás da
aquella puerta . .'
e
Dnerme,:t pensó.
Sin detenerse después de esta observación.,
pasó á una pieza que había en el fondo de la
casa nueva; di ó dos
golpecit~s
en una puerta,
y
és ta se abrió por
~ano
invisible con ligero
rechinar'. .Pasó la joven
á
la casa antigua,
acompatlada ya de alguien qué en las tinie–
blas la guiaba. Poco más duró su tránsito por
sitios obscuros, porque ella misma, al fin, con
una llave que en la mano traía, abrió una
puer ta
y
salió al patio y
á
la calle, donde la es–
peraba un hombre. Este le dió la mano para
ayudarle
á
salvar el escalón,
y
ambos desapa–
recieron sin hablar.