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B. PEREZ GÁLDÓS
incapaz de
'.apl'~ci~r
asunto tan grande, para –
cuyo conocimiento no bastaban laboriosas
lecturas, ni aun en hombres juiciosos yamaes·
, trados en la crítica. Díjolo también que cuan–
-,-to se ha escrito por varones insignes sobre di·
versos puntos de religión, de política y de his–
toria, forma como un código respetable ante el
cual es,'
pr~ciso
baJar la cabeza;'
y
concluyó con '
una repetjción burlesca de los disparates
y
abominaciones que Gloria hahía dicho,
y
que
evidentemente
I~
conducirían" no
po~i~.ndo
freno en ello, al extravío de la
r~zón,
á
la he–
rejía
y
tal
Nez
al pecaqo. Retiróse Gloria muy
confusa
á
su alcoba, pues era ho-ra de
dor~ir"
y
á
sola~
meditó largo rato, llegando ' por
fin
1
tal era el ascendiente de su padre sobre ellal
á
un convencimiento profundísimo de
.que
habí~
pensado
mil
tonterías y despropósitos
aboplinables. Pero deseosa de absol verse, echó
toda la culpa
á
los libros,
é
hizo voto de no vol-–
ver
á
leer cosa alguna escrita
6
impresa, comp
no fuera el libro de misa, las cuentas de la ca- -
sa
y
las cartas de sus tíos. Arrodill1indose para
orar, según su piadosa costumbre, dijo:
e
¡Gracias, Dios mío, por haberme reveladl.l
tí
tiempo que soy tonta!.
Acostándose discurrió que le sería muy di–
fícil dejar de pensp..r toda suerte de
extr~f1e.s
co·