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B. PÉREZ
GALU6s
mundo moral superior
á
aquél en qüe viven
y '
se agitan los pedigüel10s desnudos, los h6lga.
zanes, pícaros
y
demás gente menuda. Luchan
unos contra otros. La cosa no va bien; pero
.
~. '
no se sabe cómo puede-enmendarse. Los unos
piden pan, destinos, bienestar material,
y
no
hallando quién se lo dé, roban lo que pueden; ,
lns otros piden gloriá, amor
exa.l~ado,
profun–
da fe, caballerosidad, justicia perfecta, belleza',
perfecta,
y
jamás pueden ente\1derse. De estas
dos voluntades que aparecen una frente
á
otros
en aquella sociedad calenturienta, se
apode~a
Cervantes
y
escribe el libro más admirable que
ha producido Espafía
y
los siglos todos. Basta
, leer este libro para
~omprender
que la sociedad
que lo inspiró no podía llegar nunca
á
encon–
trar una base firme en qU'e asentar su .edificio,
moral
y
político. ¿Por qué? Porque D. Quijote
y
Sancho Panza no llegaron á reconciliarse
'nunca . •
Parece indudable, por los datos confusos
que han llegadQ
á
mis noticias, ' que cuando
Gloria
expus~
á
su manera las
ide.asdel pá–
rrafo anterior, estaban en compaflía de su pa–
~re
obra de cuatro ó seis personajes graves,
que no podían con la fam'a de
sa~ios:
tales
eran el peso
y
grandor de ella. Alabando el
agudo illgenio
para~ógico
de la muchacha
r
se