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4G
,
B. PEREZ GALnOS
,
llevó al
CRluposanto
de Flcúbdga. Las
'uos
ino-
,centes criaturas
ocuparon
siempre lugar muy
grande en el corazón de su hermana,
y
ésta
no
pasaba sin derramar
lágdmus
por el rústicq ce·
menterio de la villa, dondo aquéllos habian dé-
jado su
mortal
vesti~Llra.
.
Además, el corazón de
Gloda<
estaba
llello
de un
amor
inefable y celestial,
-iuspirad-o
por
su tío D.
Augel,
Obispo de
***.
Le consideraba
COlno
un santo bajado
de
los altares,
ó
mejor
dicho, del cielo, para departir
con
ella, dai'IQ
buenos consejos
y
vivir
bajo su mismo
técho
y
comer de
su ,
mislllo.
pan.
:,
Gobernaba aquel
sauto varón
una diócesis '
~ :~:
de Andalucía,
y
muy rara vez
vení~ á'-'~1adrid;
:
~~~
pero últimamente' sus achaq uss le obligaron
á
~
;;, buscar alivio en el país natal,
y
'solía
pasar '
':;~
algunos
lneses
de verano en Ficóbdga
en
COln-
,
~
) pafiía
de su
hermano
y
sobrina. No era
' Sl~,
':,:lprimer visita aquélla reciente en que le hemos
~
( fv isto
llegar,
' anunciado
por los
cohetes~
Dos .
'. ··'ltños antes había estado también.
"
1
..
La afición pura
y
entrañable de Gloria al
l
\ 'hermallo de su padre, pertenecía al orden de
sentimientos
que ,consigna en su primer
ar,":
ticulo el Decálogo. Le amaba como
á
una re–
presentación de Dios
en
la tierra.
Recordaba
que en una grave enfermedad que ella pade-