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B. PÉREZ GA.LDÓS
.,
cAllá
voy, hijita, y no seas tan viva de ge-
nio . ..
»
«¿Qué tal? ¿Está ya frita la merlu–
za? ..
»
e
Divinamente: como , que me están
da:Dd9 gauRs
d~
comérmela•. •
» «
Vaya, lave
usted
eso~
platos,
mien~ras
yO" limpio los cn-
¡- '
chillos; pronto...
»
«Pues manos
á , la
obra.
l.'
«Todo está ,preparado: que entren las sefio–
ras ...
»
e
Pues allá van,las señoras..•
»
«1\1 úsica,
tío," música... )) «Pues allá va la música... Ton,
toron tón...
7>
Al coloqui0 de las dos voces igúal. '
mente infantiles, aunque de distjnto tono, su- ,
cedía entonces musical murmullo, al mO,do de
himno de Riego
ó
marcha Real, acompañada
de golpecitos sobre la mesa, dados con las
patitas de palo de una muñeca.
E n aquellos solitarios ,diálogos dentro de
, una estancia donde ningún extrafio podía pe–
n etrar, n o se oía nada teológ:co'; pero
á
vec,es
caían boca arriba las figurillas; olvidábase
todo, cacerolas, visitas,
coci~a,
sofás, ceremo–
nias; Gloria fijaba sus ojos en el placentero
semblante de su tío; preguntábale cómo era el
Cielo, y entonces 'el ángel
y
el sa?to empeza–
ban á hablar de ello con tanto fervor como los
desterrados hablan de la patria.
Más tarde, afios adelan te, cuando Gloria,
disputando con su padre, comenzaba
á
dar las
muestras de precocidad que hemos expuesto,