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B~
PÉREZ GALU6S
-
ciones
y
también para uno mío.. . Ya se lo di·
rá
á
usted D. Jhan. He venido en el mismo
tren que Su Ilustrísima, que después me ofre·
ció su coche y h9spitalidad en su casa. No la
acepté por no molestar. Además, tengo com–
promiso con mi íntimo amigo el sefior cura
para vivir con él unos días.
--¿Estará usted mucho tiempo por aquí?
-Me estaría toda la vida-dijo el joven con
evidentes sefíales de debilidad amorosa en su
grave semblante, y arqueando las cej as de un
lnodo excesivo, hasta ponerlas en mitad de la
frente.-El mes pasado la
yf
á
usted por últi·
-
.
roa vez en cas.a de su tía... ¡Qué pícara
I ¡De-
jarnos en tal soledad ...
!
¿Se acuerd a y sted de
lo que hahlamos allí la últitna noche de ter–
tulia?»
Gloria se ech6
á.
reir ..
e
Dos días después fuf
á
casa de
mi
amiga.
El pájaro había volado. Ficóbriga ,
y
siem'pra
Ficóbriga. Aborrezco
á
este pueblo.
-¡Aborrece
á
este pueblo!
-No, ahora no-respondió_con viveza el
de las gafas.-Es un paraíso este lugar. Por
desgracia, el asunto de las elecciones me en–
tretendrá poco más de dos -'Semanas. .. ¡Qué
dulce es vivir aquí, tan cerca de usted,' Glo–
r ia!'•..
Parece un Buefío,
y
sin embargo, es
ver -o
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