I
GLORIA
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hOJnbres que
ti~llen
preceptos.
~
No. sé' que ha–
ya en pueblo.s civilizados ninguna l'eligión
cuya mo.ral diga: «Matarás, mentirás, roba–
rás, harás dafio.
á
tu prójimo .•. ,
-Muy bien, muy bien-dijó Lantigua ra–
diante de satisfacción.-¿Ve usted cómo. nos
acercamo.s? ¿Qué queda entre no.so.tro.s? .. El
culto., la fo.rma,-I-a liturgia, un fantasma, -sefíor
,Morton. '
-¡El culto.l. ..-exclamó Daniel solemne- '
mente.-¿Y
á
eso. llaman, ustedes fan'tasma?
Para ustedes lo. será, ' para mí n'o.
-¿Es posible que qúien piensa
co.mo. usted
('
piensa" dé valor.-..
?
"-
-Sí: doy valo.r al culto.,
y
valor inmenso..
-¿Po.r qué?
, =--Porque es nuestra nacio.nalidad.
~No.
tene–
mos patria
geo.gr~fica,
y
'nos la hemos fo.l'ma- '
do en la comunidad de prácticas
1'~ligiosa8
y en la o.bservancia de la ley. Por razón de
nuestro. estado. social, tenemos más íntima-
. mente confundidas que ustedes la patria, la
familia, la fe. Para
el -
cristiano. la religión no.
es más que la religión; para ,no.sotros, además
de la religión, es la raza, es una especie de
eueló moral en que vivimos, es la lengua, es
también el honor, ese ho.no.r de que usted me
habla
y
que en no.so.tros no se concibe sin la
(