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'
B.
~PÉBBZ
GALnÓS
le dice asted:
e
A:bandoila
todo eso
y
ven
á
hu–
millarte aquí delante de mi; ven
á
besar esta
cruel
mano que
te
ha
estado '
abofete~ndo
por
espacio de diez
1-
ocho siglos; -ven
á
adorar al
filósofo cl'ucificado
j
en cuyo
nom·br~
hemos de-
cidido
que
eres
una
bestia.
»'
_
-':"En
nOlubre de JesuCl'isto-diJo
D.
BJle· .
naventura; sintiendo·
qu~
en
sn
'corazóú había
sido tocada una fibra de
sentimient~,
aunque
estaba muy honda
y
el d.olor no ·el's .grande,–
en"nombre ·del ·que redimió al género humano
transformando. toda' la tierra. Parece ,mentira
que en un entendimiento"cultivado
y
claro
exista obcecación
semejant~.
¡Dios
mio, lo que
es
·nacer
en
el
errorl .•. Pero
hay
una:cos_a que
me
hace
poner en
duda
la
sinceridad
de su fa–
n'atismo. Si tan lleno estaba usted de
la
idea
de "su -raza;
si esta idea le ocupaba por_entero,
rigiendo completamente su vida, sus actos to–
d·os .y sus sentimientos, ¿cómo cayó el Sr. Mor–
ton en la
debilidad de' eua.morarse de una mu-
j er cristiana?
"
-Dios
nos
somete
á
durísimas
y
terribles
pruebas. Los
católicos
tibios
que
piensan
poco
en
Dios, los
ateos
que
le niegan
y
los
raciona–
listas
cristianos que le'
han despojado ' de
SU8
maravillosos atribu tos personales, no compren–
derán es to
y
reirán
COll
impía necedad de las